El Estado dominicano pagó US$88.1 millones a Venezuela por el 49% de las acciones que tenía en la Refinería Dominicana de Petróleos (Refidomsa).
La transacción ha sido defendida por el Gobierno, mientras los detractores cuestionan si fue o no pertinente. Lo cierto es que desde 2015 se venía generando una situación incómoda para el país, partiendo de las sanciones que impuso Estados Unidos al régimen de Nicolás Maduro. La recompra puso todo en orden.
Luego de las consultas de lugar de parte de las autoridades dominicanas y de recibir la no objeción, específicamente de la Oficina de Control de Activos Extranjeros, se procedió con la transacción.
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Aunque en el proceso fue necesario utilizar a la firma PATSA como intermediaria o armadora de esta transacción, por las razones que fuera, lo cierto es que República Dominicana venía confrontando dificultades con las utilidades de Refidomsa, ya que al no poderlas entregar a Venezuela había que capitalizarlas. Esto, por supuesto, presentaba otro reto para el país: si no capitalizaba su proporción, entonces perdería espacio en la conformación accionaria.
Cuando se analiza a profundidad lo que significa esta transacción, que devuelve el control total de esta empresa República Dominicana, puedo llegar a la conclusión de que ciertamente fue una decisión atinada de parte de las autoridades dominicanas.
Las únicas personas que se han expresado en contra en Venezuela están del lado de la oposición, quienes alegan que las acciones fueron vendidas a un precio menor que el que pagó por ellas en 2010. Hay quienes entienden que costaban por lo menos entre US$40 y US$43 millones más. La evaluación se hace en base al valor presente de los flujos de beneficios que las acciones generarían en el futuro.
Para Venezuela, en todo caso, también fue beneficiosa en un contexto de dificultades económicas extremadamente profundas. Ese país sudamericano debe más del 300% de su producto interno bruto (PIB) y necesita liquidez.
Lo que ha de esperarse en este caso, por tratarse de una transacción entre dos Estados, a pesar del intermediario, es que se haya hecho un análisis bastante profundo y serio, con la responsabilidad debida para que no salgan periquitos. Vender y comprar de buena fe, luego de llegar al acuerdo, es lo que ha sucedido aquí.
¿Cómo se hará el pago? Una parte será con bonos de PDVSA que están en el mercado internacional y otra parte se hará de manera tradicional. En todo caso, Refidomsa podría convertirse en un mecanismo estratégico para el Estado dominicano toda vez que el mercado interno de los hidrocarburos es un sector muy sensible. Quizá hasta podría influir en el precio de los combustibles en el país.
¿Podría buscar el gobierno dominicano otro socio? No creo que lo haría por lo menos en los próximos tres años. No creo que eso sucedería, ya que es una empresa rentable y estratégica para enfrentar posibles desajustes en el mercado internacional. ¿Por qué República Dominicana no asumió la opción de compra sin intermediario? La respuesta es simple: política internacional. Hay cosas que no se pueden explicar con palabras.