Los dominicanos solemos utilizar una frase muy popular para referirnos a las diferentes visiones que se tienen de una misma cosa, dependiendo de la posición que se ocupe en un momento determinado. En efecto, “Una cosa es con guitarra y otra cosa es con violín” nos indica que, los individuos, en función de determinados intereses o de una coyuntura en específico, pueden estar a favor de una causa, conteste con una decisión y/o ser pro la ocurrencia de un hecho, pero, cuando las circunstancias cambian, pueden modificar absolutamente la forma de ver la vida y los hechos.
Lo anterior viene a cuento, por el discurso que acaba de ofrecer a la nación dominicana el expresidente Leonel Fernández, en respuesta al que diera el presidente actual, Luis Abinader, en donde el primero manifiesta que el segundo falta a la verdad en cuanto a los datos relativos al crecimiento económico del país durante los primeros seis meses de este 2021, tildándolos de rebote estadístico y no de una real expansión de la economía.
En su enfoque, el tres veces expresidente Fernández, afirma que la comparación que se hace entre la expansión negativa de -6,7% durante el 2020, es lo que arroja un crecimiento de 13.3% durante lo que va de año, contrario a si se hubiera comparado con un año normal como el 2019 que, en ese caso, la expansión sería de un pírrico 0,3%.
Obviamente, aquí hay un truco de cámara de Fernández, pues él sabe muy bien cómo se maneja una crisis económica, independientemente de sus orígenes, y de cómo se sale de esta.
En efecto, con posterioridad a la crisis bancaria del 2003, la economía gestionada por Fernández a partir del 2004, se expandió en un 9,3%, después de haber caído estrepitosamente, lo que implica que casi siempre, después de la tempestad viene la calma, por lo que la crítica de Leonel a Abinader, en torno al crecimiento económico, se diluye por los datos históricos.
Otro punto importante que se plantea en el discurso de Fernández, hombre de una inteligencia a toda prueba, es su visión sobre la pérdida de 10,000 millones de dólares en lo relativo al tamaño del producto interno bruto dominicano, y a lo que se ha hecho para su recuperación, sobre todo en el plano de la inversión en infraestructura y gasto de capital, vistos desde la óptica de la política fiscal. En este caso, Fernández busca criticar el nivel de inversión pública que se ha logrado, en comparación con lo que estaba previsto, estableciendo esto como una de las razones por las que no se han recuperado los 10 mil millones de marras.
Lo primero es que si se tiene una expansión de 13,3% durante los primeros meses de este 2021, significa que ya la recuperación económica ha empezado, por lo que habría que esperar el comportamiento de la inversión pública durante este segundo semestre, en donde se prevé un rebote de esta variable.
Lo segundo es que, Fernández, un estadista a carta cabal, sabe perfectamente que, en medio de una crisis, sobre todo si se combina una sanitaria con otra económica como la actual, lo fundamental es mantener un nivel de gasto corriente que garantice los servicios públicos –salud y educación, principalmente-, a la población, y luego se habla del gasto en infraestructura que, se reconoce, tiene un mayor efecto multiplicador sobre el PIB.
En definitiva, la visión que se tiene de la gestión de la cosa pública cambia radicalmente cuando usted la conduce o, en otro sentido, cuando está en la oposición. Lo propio pasa con la estadísticas que salen del discurso del que gestiona y, por el contrario, del que las interpreta desde la acera de enfrente. Pero, lamentablemente, la mayoría sabe que, al final, es parte del juego político, de la asunción de poses para ganar adeptos y seguidores, y a eso no han acostumbrado, hasta un día.