El alza de los alimentos, cuya canasta básica familiar nacional ronda los RD$39,1019, el costo en transporte, el combustible y el pago de otros bienes y servicios básicos hacen que el costo de la vida en República Dominicana no discrimine extracto social.
Sin embargo, la situación se agrava cuando quienes perciben bajos ingresos deben hacer frente a sus necesidades cotidianas.
De acuerdo a datos del Primer Estudio de Salud Financiera 2021, de la firma Caudall, el 24% de la población devenga en promedio RD$27,000, mientras que un 7% apenas gana RD$13,500.
Ante ese déficit en la economía familiar, los dominicanos de menor ingreso se ven “obligados” a recurrir a deudas para cerrar el mes. Esos datos se evidencian en la más reciente Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2019, del Banco Central (BC), la cual arroja que aquellos dominicanos cuyo ingreso es menor a RD$31,200 muestran más arraigo a los préstamos.
Entre los mecanismos más usados resaltan el “fiao” o los préstamos informales o usureros, cuyas tasas de interés muchas veces triplican el ofrecido en el sector financiero. Respecto a sus compromisos en los últimos 12 meses, más del 60% aseguró haber tenido dificultad para cubrir sus gastos en los últimos 12 meses, mientras que 41.1% pidió prestado a un familiar, prestamistas informales o instituciones financieras.
En tanto, el 30.8% redujo sus gastos y el 7.3% usó sus ahorros. Para el 2014, la situación era peor, ya que el 67% de los que respondieron la ENIF de ese año, tuvo que endeudarse para lograr cubrir los costos de vida.
En ese año el 19% usó dinero de sus ahorros; el 17% realizó trabajo extra para ganar dinero adicional; el 8% pagó cuentas tarde o fallaron en los pagos, y el 7% vendió algún bien para obtener liquidez. Un 61% redujo sus gastos para poder “sobrevivir”.
Para el 2019, ante el mismo panorama, lo primero que hicieron los dominicanos fue pedir préstamos informales. De los que tenían ingresos hasta RD$31,200, un 27.9% se endeudó bajo esa modalidad, en tanto, el 18.6% de los que tenían “entradas” por más de esa cifra, también tomó préstamo informal.
¿Avance?
Al contrastar los datos del BC con los presentados por la empresa Caudall se observa un panorama similar en algunos puntos. Esto así debido a que la firma privada señala que el 85% de los dominicanos (8.9% millones) tiene una situación financiera de sobrevivencia, mientras que el 30% es de vulnerabilidad. Es decir, que solo el 23% puede cubrir una semana de sus gastos con el dinero que tienen ahorrado sin pedir dinero prestado.
Sobre su situación económica durante el último año, el 36% dijo que gastó menos que sus ingresos; el 27% que sus egresos fueron más o menos igual y el 37% sostuvo que gastó más que sus ingresos. No obstante, los de salario menor tienen gastos superiores al dinero que reciben cada mes. Con relación a las emergencias, al preguntárseles a los consultados de la ENIF, 2019, lo primero que harían para cubrir los costos ante un imprevisto, el 35.8%, de quienes tenían ingresos hasta RD$31,200, recurrirían a préstamos de reconocidos. Ese segmento, el 15.9% dice que con sus ahorros; el 12.4% no podría cubrirla; y el 8.9% con remesas. Pero solo un 5.0%, tarjeta de crédito bancario.
Presupuesto
Otro de los hallazgos en el sondeo de Caudall indica que el 67% de los ciudadanos no realiza una planificación previa de sus finanzas. En tanto, para el 2019, según la encuesta del BC, el 74% dijo que no lleva un presupuesto de sus ingresos y gastos. Al preguntarle si conocía de personas que lleven un presupuesto, un 39.3% coincidió en que conoce a familiares cercanos que sí lo utilizan.
La Superintendencia de Bancos (SB), destaca en su informe “Mente sana en bolsillo sano” que en los datos mostrados en la reciente encuesta del BC se ve nuevamente una baja capacidad de ahorros en la población, debido a que en el grupo de bajos ingresos solo un 6.7% usó sus ahorros y el de mayores ingresos apenas se situó en 16.7%. “Si bien es mayor, pero no significativo”, agrega.
O sea, que a manera general, los hogares de República Dominicana tienen pocos instrumentos propios de seguridad financiera en caso de déficits imprevistos, emergencias o urgencias.