Estamos en el mes del amor y la amistad, muchas veces nos podemos encontrar con parejas que, además de establecer una relación sentimental que desencadene en un matrimonio, deciden establecer un proyecto de negocios juntos. En estos casos, la decisión debe tomarse de manera consensuada y diseñando un buen modelo de negocios, un plan financiero realista y un sistema de gestión de riesgos.
En tal sentido, lo primero es que la pareja debe estar plenamente consciente de lo que representaría establecer un emprendimiento en conjunto. Por ello, es fundamental establecer en qué etapa de su ciclo de vida se encuentra para que el emprendimiento no se convierta en un obstáculo.
Deben analizar profundamente las implicaciones que pudiese ocasionar un nuevo proyecto de negocios en el futuro de la relación, por ejemplo, si la prioridad es cambiar de casa o tener un bebé. Tal vez, el negocio no sería lo más adecuado en ese momento.
La pareja debe establecer la factibilidad del proyecto, es decir, determinar si su idea de negocios llena una necesidad no satisfecha, si tiene un mercado dispuesto a adquirir su producto o servicio y si dejará buenos rendimientos. También, se recomienda proteger la idea a través de la Oficina Nacional de Propiedad Intelectual (Onapi).
Por otro lado, se recomienda que exista un ingreso fijo, por lo menos, en los primeros años hasta que el matrimonio haya adquirido mayor nivel de madurez. Iniciar un negocio en común antes de los primeros cinco años sería un riesgo demasiado elevado, ya que, si la relación no funciona, podría afectar también al negocio.
Es necesario cubrir ante todo el riesgo de liquidez. La pareja debe establecer un fondo de por lo menos seis meses para cubrir su costo básico recurrente hasta que el negocio empiece a generar flujos de efectivo. Si la pareja decide empezar su propio proyecto de negocios, es muy prudente contar con la liquidez necesaria para subsistir hasta que su negocio les sea rentable. Hacer lo contrario implicaría poner en riesgo la estabilidad del matrimonio, y por ende del proyecto.
Una vez se haya realizado un análisis de los riesgos de ciclo de vida y se cuente con una buena represa de efectivo, la pareja tiene que diseñar un plan de negocios efectivo. Redactar un plan de negocios a cinco años, estableciendo ventas proyectadas, un riguroso plan de mercadeo, proyecciones financieras y una buena estrategia de comercialización.
Un aspecto clave es que el producto o servicio tenga un valor agregado, o sea, que tenga un elemento diferenciador sobre la competencia.
Así mismo, se recomienda llevar una contabilidad formal y organizada, que le permita a la pareja obtener información financiera adecuada para tomar buenas decisiones estratégicas.
Desde el punto de vista del financiamiento, no recomendamos obtener el capital semilla vía préstamos bancarios, ya que sería una carga muy pesada en las etapas tempranas del negocio. Para este fin de recomienda otras alternativas de financiación como el ahorro, obtener fondos de amigos o familiares, contar con socios, buscar inversionistas ángeles, o en su defecto inversionistas de riesgo, acceder a fondos provenientes de programas gubernamentales de apoyo y fomento al emprendimiento.
Por último, durante el proceso de inicio y madurez del nuevo negocio, la pareja debe regirse por un comportamiento austero. Deben establecerse un sueldo y administrarlo adecuadamente. La implementación de un presupuesto familiar ayudará a mantener los gastos de la casa bajo control, no incurriendo en la compra de activos improductivos o gastos superfluos. Si debe contratar empleados, procure reclutar talentos que sean leales y productivos, y que sobre todo no les robe.
Nunca descuide su negocio, ser emprendedor de tiempo completo, y más en pareja requiere de mucho sacrificio y disciplina financiera.