Elvín Mercedes es un emprendedor nato y neto. Emigró a Estados Unidos con la certeza de que encontraría mejores oportunidades de desarrollo para él y los suyos. No fue tan fácil. Junto a su esposa Chamira Merán, y con la ayuda de su hijo Abraham, han logrado demostrar el poder de tomar decisiones correctas. Jamás olvida que su primera experiencia en los negocios fue vendiendo hortalizas en el campo, lo cual hacía cuando iba de vacaciones al campo. Se montaba en un burro con su ponchera y lograba hacer algunas ventas. Tenía ocho años de edad.
Desde muy joven fue un emprendedor en el área en la que se desenvuelve, que es la fotografía. Hace alrededor de 30 años que abrió un estudio fotográfico en Invivienda, Santo Domingo Este, en República Dominicana, el cual se mantiene abierto y es un referente en la zona. La empresa se complementa con papelería, imprenta y otros servicios relacionados. Su primer negocio formal fue Foto Video Invivienda, que funciona desde hace cerca de 30 años. Luego abrió Photo Nice Studio y Uptown Prints, ambos en Nueva York.
Emigrar de República Dominicana fue una decisión que se la reconoce a su esposa Chamira Merán, quien ya tenía gran parte de su familia en Estados Unidos. Ambos habían venido un par de veces y les gustó el escenario de oportunidades que vieron para desarrollarse en los negocios. “Ella es la que me motiva a tomar la decisión de dar el paso”, cuenta.
Su llegada Estados Unidos se da en 2005, aunque ya los aprestos se iniciaron en 2003. Mercedes considera que su esposa ha sido la bujía que ha motivado muchos de los proyectos que hoy lideran, los cuales les han permitido materializar algunas de sus aspiraciones familiares.
Merán, en su rol de esposa y con el mismo espíritu emprendedor de Mercedes, cuenta que ella visitaba Estados Unidos por asuntos familiares, pero que al mismo tiempo veía que era posible establecerse para instalar una empresa.
“Me gustaba el país y convencí a mi esposo de que nos mudáramos y nos estableciéramos aquí, además de que la familia estaba aquí. Él vino un par de veces antes para ver cuál era la mejor ciudad para nosotros. Entonces, en uno de esos viajes fue a Carolina del Norte y le gustó mucho. Me pintó un sueño, pues esa ciudad es muy bonita. Allá duramos como seis años, pero nos dimos cuenta de que lo nuestro estaba esperando aquí en Nueva York”, explicó.
Admiten que la experiencia en Carolina del Norte no fue la mejor, ya que el tipo de negocios que ellos hacen, que es la fotografía, necesita de metrópolis más grandes, como es el caso de Nueva York. Recuerda que la crisis de 2008 fue un detonante para mudarse. Ya tienen diez años de aquella decisión.
Mercedes y Merán explican que al establecerse comenzaron a notar los cambios en seis meses. Sin embargo, el inicio no fue color de rosa en Nueva York. Su primer negocio fue un espacio pequeño rentado dentro de una tienda, pero el crecimiento fue rápido y tuvieron que buscar un local más grande para atender la demanda de los clientes.
“En seis meses crecimos que tuvimos que salir a un nuevo local, pero casi de una vez nos vimos obligados a buscar otro más grande, debido al crecimiento de la demanda y la cantidad de servicios que ofrecíamos”, narró.
Sobre el rápido crecimiento, además de las oportunidades que les ofreció Nueva York, lo relacionan con las estrategias de mercadeo que utilizaron para dar a conocer su negocio.
Mercedes cuenta que cuando se mudaron del primer local, que era un poco más grande, en ese momento iban a cerrar varias estaciones del tren para hacer una reparación que llevarían varios meses y al final de tomó dos años. Ese acontecimiento fue visto como algo negativo por los comerciantes de la zona, pero él lo vio como una oportunidad. Mientras el resto entendía que el cierre de las estaciones perjudicaría sus negocios, Mercedes consideraba que era todo lo contrario.
Confiaba en que las miles de personas que caminaban por arriba, ahora tendrían que cruzar frente a su negocio porque las estaciones estarían cerradas.
En cuanto a los servicios que ofrecían en su negocio, explican que la intención era llegar hasta la fotografía y seguir expandiéndose. Comenzaron a hacer fotografías de documentos y poses, pero más luego fueron agregando enmarcados, restauraciones fotográficas y otras que se fueron agregando en la medida que se generaba la demanda.
Crecimiento
Su negocio ha crecido al punto de agregar serigrafía. En este sentido, Mercedes explica que antes de llegar a Nueva York, específicamente en el Bronx, también trabajo con un amigo en Nueva Jersey que hacía eso. Ahí surgió la idea y luego fue comprando los equipos para también tenerlo en su negocio.
Ambos cuentan con orgullo que vienen de orígenes humildes y que cada paso y peldaño les ha costado mucho trabajo, razón por la que valoran lo que han logrado, principalmente porque les ha servido para levantar su familia. Lleno de optimismo dice que luego que comenzó la expansión en su negocio, del que tiene una sucursal contigua al principal, no ha sentido ninguna reducción en las ventas o flujo de clientes.
“Siempre hemos creído en convertir lo negativo en positivo, miramos con optimismo el futuro. Somos dominicanos que amamos nuestro país y a nuestra gente”, sostienen.
Tanto Mercedes como Merán confiesan que no habían tomado en cuenta lo importante que son ellos para las economías de Nueva York y República Dominicana. En su agenda solo ha estado la tarea de trabajar en el día a día, hacerlo bien y generar empleos y bienestar.
“Nunca había tomado en cuenta eso, no lo había analizado”, explica Mercedes, mientras que su esposa señala que el negocio que tienen en Santo Domingo ha pensado mucho para venderlo, ya que su familia se beneficia de él. Recuerden que todo ha sido sobre la base de sacrificio, autofinanciándose y con el apoyo de amigos.
En términos reales, cuentan, no envían remesas con regularidad, ya que el negocio que tienen en República Dominicana produce los recursos necesarios para sus familiares en el país. Lo que se hace, dice, es que se invierte en viviendas, terreno o en otras iniciativas familiares.
Arriesgada
Chamira Merán, admite su esposo, ha sido la más arriesgada entre los dos. Siempre ha llevado la iniciativa y propone las ideas, aunque al final se ponen de acuerdo en la implementación.
De hecho, Merán fue la que tomó la decisión de instalarse donde están ahora con su negocio, a pesar de que Mercedes no estaba de acuerdo y tenían dudas del éxito en esa área.
“Yo me arriesgué mucho porque mi esposo no estaba de acuerdo en que esta era el área adecuada para el negocio porque eran de nacionalidades diferentes a la dominicana. Aplicamos una buena estrategia para atraer clientes y hoy somos demasiado reconocidos en toda esta zona”, explica.
Respecto a lo primero que hicieron para dar a conocer su negocio, Mercedes señala que lo primero fue hacer volanteo, lo cual lo hacían casa por casa, en las esquinas y en las estaciones del tren de Nueva York.