[dropcap]L[/dropcap]a tasa de desempleo generalizado en República Dominicana es de aproximadamente 15%; sin embargo, entre los jóvenes (de 15 a 24 años de edad) se estima que es el doble, un 30%.
Esta cifra no toma en cuenta el hecho de que muchos jóvenes se encuentran sub-empleados, es decir, no logran obtener empleos de calidad, que les ofrezcan las oportunidades de crecimiento profesional y de remuneración cónsonos con el nivel educativo del postulante.
Esta alta tasa de desempleo joven trae consigo una serie de consecuencias nefastas: se atrofian las habilidades de los jóvenes; no se les permite iniciar una carrera, lo que limita sus ingresos a largo plazo; estimula la informalidad; y, en casos más extremos, algunos jóvenes se dan por vencidos y se dedican a la criminalidad en vez de seguir haciendo esfuerzos por ingresar al mercado laboral formal.
¿Cuáles son las causas, enfocadas en los aspectos legales, de esta preocupante tendencia? A nuestro parecer, la causa de mayor trascendencia se debe a los altos costos y el régimen poco flexible que impone el Código de Trabajo en el mercado laboral.
Entre los “costos sombra” de emplear a una persona en República Dominicana se destacan: una bonificación extraordinaria de entre 45 y 60 días de salario (dependiendo de la antigüedad del empleado); pago por desahucio laboral que crece año tras año (no está sujeto a tope máximo) y el pago del 1% sobre el monto total de sueldos fijos para el Infotep.
Por igual, el abuso de las vías de derecho previstas en el Código de Trabajo es notorio en el país. Hay abogados que, aprovechando el desconocimiento de los trabajadores, se dedican a interponer demandas laborales sin fundamentos, infundadas, que también tienen un costo real para los empleadores, aunque es un “costo sombra” que no se refleja en las estadísticas de costos laborales directos.
Desde hace varios años se ha planteado la necesidad de reformar el Código de Trabajo. Algunas entidades se oponen a tales reformas, argumentando que las denominadas “conquistas” de los trabajadores no deben ser revertidas.
Sin embargo, este argumento protege a quienes cuentan con empleos, muchos de los cuales no tienen incentivos para ser más eficientes, y perjudican a los jóvenes desempleados al mantener el alto costo laboral en el país. Es hora de implementar reformas sensatas al Código de Trabajo para ofrecer nuevas oportunidades a los jóvenes.