Sin remesas es muy probable que muchas familias dominicanas puedan cubrir sus necesidades básicas. Estos recursos llegan producto del esfuerzo de la diáspora que debió salir hacia otros países en busca de mejor vida.
Según Banco Central (BC), entre enero y junio de 2022 las remesas recibidas lograron una cifra de US$4,861.1 millones, monto que supera en US$1,403.7 millones a las recibidas en los primeros seis meses de 2019, período anterior al inicio de la pandemia. Si bien la autoridad monetaria destaca que en ese año no se tenían aún los esquemas de ayuda que fueron implementados luego de marzo de 2020, lo que es obvio, lo cierto es que el flujo ha venido disminuyendo de manera continua desde que se comenzaron a desmontar las ayudas.
Al comparar los flujos recibidos a junio de 2022 con los del mismo mes de 2021, en el que aún la diáspora dominicana en Estados Unidos recibía estos incentivos, se observa una reducción de US$66 millones.
Hay un aspecto importante que vale la pena resaltar. Los US$803.8 millones recibidos en junio reafirman el establecimiento de un nuevo nivel de flujos de remesas mensuales. En ese sentido, y tiene razón el Banco Central, al comparar este monto de junio de 2022 con el valor promediado en el mismo mes para el período previo a la pandemia de 2015-2019, que fue de US$499.2 millones, se observa un aumento importante.
Sin embargo, es de orden resaltar que la tendencia es a seguir hacia la baja, pues ningún mes de 2022 ha superado los de igual período de 2021. En este sentido, el Banco Central explica que las condiciones del mercado laboral de Estados Unidos es uno de los principales factores que sigue incidiendo sobre el comportamiento de las remesas, ya que desde ese país provino el 84.6% de los flujos de junio. Destaca que en ese mes la economía norteamericana creó 372,000 empleos, manteniendo la tasa de desempleo en 3.6% en junio de 2022. Particularmente, el desempleo de los hispanos no registró variación, permaneciendo en 4.3%.
En todo caso, y de esto sí deben estar conscientes las autoridades monetarias, una disminución en el flujo de remesas podría ser una señal a tomar en cuenta, partiendo de que una caída en la entrada de dólares podría afectar las reservas internacionales, incidir en una depreciación del peso y afectar el poder de consumo de los dominicanos. En cuanto a las cuentas del país, un debilitamiento de la moneda dominicana significa que sería necesario buscar más pesos para comprar los dólares necesarios para el pago de la deuda externa, cubrir las importaciones y pagar la factura petrolera.
Una caída en las remesas, entonces, no sólo debe verse por el efecto que tiene en las familias que las reciben, sino también desde el punto de vista de lo que ello implica para la estabilidad macroeconómica.