Hay hechos que pueden pasar como normales en un momento determinado. Hay otros que no. Aumentarse el salario (y no cualquier salario) en medio de una crisis de precios que ha afectado más a los de abajo, genera fricción. La excusa del ajuste por inflación no es válida si se toma en cuenta que no estamos hablando de empleados que ganan RD$10,000 y RD$15,000.
Los miembros del consejo de la Superintendencia de Electricidad (SIE) cometieron una imprudencia de marca mayor. Su recule fue la mejor prueba, aunque ya venían subiéndose los salarios de manera imprudente. Y duele más porque, entre otras cosas, estos funcionarios no sólo reciben algunos de los mejores salarios del país, sino que tienen combustibles a su disposición, teléfonos full plan, seguros médicos, viáticos, seguridad, choferes y vehículos asignados y cualquier otro ingreso. ¿Qué señal les estamos enviando al resto de la población que no tiene estos privilegios y sus salarios son de miseria? ¡Por Dios!
La inflación ha afectado más a los del primer y segundo quintiles, según los mismos datos que publica el Banco Central. ¿Cómo pueden justificar los miembros del consejo de la Superintendencia de Electricidad (SIE) un reajuste de salario en medio de una crisis como la que padece el mundo si ellos no son de los estratos más bajos de la sociedad? La prudencia invita a actuar en estos momentos.
La población necesita de servidores públicos comprometidos con el bienestar de todos. Soy de los que considera que un funcionario debe recibir un salario acorde a sus responsabilidades. Sin embargo, también hay que tomar en cuenta las características del mercado laboral dominicano, ya que más del 80% de los trabajadores percibe un salario por debajo de los RD$25,000.
Creo en la práctica de ponerse en los zapatos de los demás, como dicen el refrán, cuando de situaciones de crisis se trata. Nadie que esté recibiendo ingresos fijos equivalentes a 10 o 15 salarios mínimos, además de los otros privilegios, puede alegar que está siendo afectado por la crisis en la misma proporción que el resto de la población. Eso jamás. Sé que hay estándares que dependen del nivel de clase social y económica a la que se pertenezca, pero jamás podrá decir que necesita un reajuste por inflación.
Soy de los que creo que hay en algunas instituciones públicas, especialmente las que cuyos funcionarios altos reciben los mejores salarios del Estado, debería “decretarse” una congelación de los reajustes salariales hasta que la situación vuelva a la normalidad, esto con el propósito de enviar una señal de sentido común a propósito del contexto que nos afecta a todos. Pensemos en lo que gana un policía que arriesga su vida en las calles sin recibir prácticamente ni el agradecimiento de la sociedad. Pensemos en los médicos, que estudian constantemente para darnos salud.
Pensemos en los maestros que preparan el recurso humano para todos los sectores. La imprudencia podría ser el resultado de abrir los ojos a tiempo.