El sistema de pensiones con base en ahorro individual tiene limitaciones, pero aún así, está demostrado que es más efectivo y sostenible que el costoso método de reparto.
El problema es que los actores del sistema no han podido demostrar su efectividad en la percepción de la población trabajadora cotizante y no cotizante.
Xavier Sala -i- Martín, profesor de la Universidad de Columbia, considera que las empresas e instituciones del sistema de pensiones han “perdido el relato”, debido a que los críticos han comunicado mejor sus argumentos de oposición.
Martín pronunció la conferencia “Los grandes retos de los sistemas de pensiones”, en el segundo día del XIX Seminario de la Federación Internacional de Administradores de Pensiones (FIAP), en el hotel Barceló Bávaro.
Primero detalló las razones por las que el sistema de pensiones de reparto no es financieramente sostenible, debido a que implica poner todo en dinero en una misma canasta y comenzar a entregar pensiones en la medida en que los trabajadores llegan a la edad de retiro.
Pero están las dificultades de que la población adulta ha aumentado su expectativa de vida, mientras la tasa de natalidad se desacelera, lo que indica que cada vez hay menos jóvenes para trabajar y cotizar lo suficiente para sostener las pensiones de los que se retiran.
Eso implica que el Estado termina cubriendo ese costo, pero en la medida en que aumenta, también se reducen los beneficios otorgados.
Agregó que con el sistema de capitalización individual se presentan retos similares, pero con la diferencia de que cada trabajador ahorra para su pensión y el rendimiento crece con las inversiones que hacen las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).
Sin embargo, Martín advierte que las AFP no han sabido comunicar de forma efectiva las conveniencias para los trabajadores, mientras el relato es ganado por los críticos que abogan por la vuelta al pasado.
DIFICULTADES
Martín se refirió a tres elementos compuestos que afectan al sistema de pensiones. Lo hizo simulando una comida, destacando que primero están los ingredientes, que son los recursos que aportan empleados y empleadores, más el rendimiento por las inversiones de esos recursos.
Las cotizaciones son relativamente bajas y se requiere más aportes para acumular un fondo mayor al llegar la edad de retiro.
Lo segundo es la preparación, relativa a la tasa de retorno de las inversiones, que es insuficiente, lo que hace que el gobierno siga aportando recursos en forma de pensiones solidarias, ayuda social o otros aportes.
A eso se agregan los gastos para la población trabajadora informal, que no cotiza, pero al envejecer deberá ser protegida por el Estado.
La tercera es el producto final, que se resume en dos problemas, de un lado los que quieren recibir los fondos acumulados antes de tiempo y eso afectaría su pensión final, y de otro lado la triste realidad de que al llegar a edad de retiro el monto de la pensión resultaría bajo.
Pero con todos esos desafíos, Martín insiste en que el sistema de capitalización individual es el ideal, aunque enfrenta el mayor de los obstáculos: que sus actores han perdido el relato ante la opinión pública.
“Hay que ganar el relato”, finalizó Martín durante su conferencia en el seminario que organizó la Asociación Dominicana de Administradoras de Pensiones (ADAFP).