En las últimas semanas, República Dominicana se ha visto en un estado de desasosiego por una huelga auspiciada por el Colegio Médico Dominicano (CMD) en reclamo de, en su criterio, mejoras en las condiciones en que trabajan, principalmente, en los aspectos de reembolsos económicos y otros pagos. Esta lucha se ha transformado en una especie de crítica al sistema actual de administradoras de riesgos de salud (ARS) y, también, de las administradoras de fondos de pensiones (AFP).
Es importante, para iniciar, que nos remontemos al año 2001, cuando se aprobó la Ley 87-01 que creó el Sistema Dominicano de Seguridad Social. Antes de su creación, no existía una estructura de servicios de salud privado organizado en este país, sino que teníamos un sistema público, por un lado, y un sistema de doctores y clínicas que cotizaban sus servicios de manera directa con los usuarios.
La creación de las ARS introdujo la posibilidad de contar con un sistema subsidiado, pues los riesgos se encuentran dispersos entre la población afiliada al mismo, y a la vez masificado, pues cualquier persona puede acceder a afiliarse al sistema y contar con una cobertura garantizada por ley y supervisada por una superintendencia a estos fines. Nuevamente, debemos recordar que antes de esta ley y la existencia de las ARS, hablar de un sistema como este era prácticamente remontarnos al esquema de salud público, y ahora gozamos de un robusto y completo sistema de salud accesible a todos.
Por su parte, las AFP no tienen que ver directamente con los reclamos de los galenos, pero, por alguna razón, quizás porque ambas figuras fueron creadas por la misma Ley de Seguridad Social en el año 2001, se tiende a relacionarlas. Lo cierto es que los fondos de pensiones fueron creados pensando en el largo plazo, y han sido herramientas esenciales para el crecimiento económico del país, pues a través de sus inversiones se han canalizado importantes desarrollos nacionales, además de que ofrecen a los dominicanos una forma que antes no contaban de ahorrar para su retiro.
En resumen, la creación de las ARS nos ha dado un sistema de salud organizado y que ha crecido y mejorado vertiginosamente durante los últimos 20 años, en el cual podemos sentir más confianza y que, también se debe decir, está diseñado conforme a los lineamientos generales empleados en múltiples otros países del mundo. Por su parte, las AFP ayudan al dominicano a ahorrar para la vejez, a la vez que son una fuente de financiamiento para el crecimiento económico nacional.
Como cualquier creación humana, nuestros sistemas de salud y de pensiones pueden ser mejorados, y muy especialmente con la experiencia vivida durante los últimos 20 años posteriores a su creación. En este sentido, debemos tener la humildad y apertura de escuchar las perspectivas y opiniones de quienes abogan por cambios en el sistema. Pero resulta contraproducente y un gran riesgo para la estabilidad social de nuestra nación los infundados, innecesarios y nefastos llamados de eliminar instituciones que han venido a crear una mejoría en la calidad de vida de los dominicanos.