Se entiende como informales a aquellos trabajadores que generan ingresos, pero que no cuentan con acceso a la seguridad social a través de la actividad laboral que desempeñan. De ahí la preocupación de distintos sectores por lograr integrarlos a la “formalidad”.
En la República Dominicana, de acuerdo con el Banco Central (BC) el porcentaje de personas en esa condición se ubicó en 58.1% en enero-marzo de 2022. Ese indicador representó un aumento “poco” significativo de 0.4 puntos porcentuales con respecto al mismo periodo del año pasado. Asimismo, se encontró por debajo del valor máximo de 58.9% registrado por en el tercer trimestre de 2021.
Esos datos contrastan con los de una investigación realiza la Organización Nacional de Empresas Comerciales (ONEC), que asegura que alrededor de un 66% del comercio actual en la República Dominicana es informal.
Para el expresidente de la Asociación Nacional de Empresas e Industrias Herrera (ANEIH), Antonio Isa Conde, el sector informal juega un papel que calificó de “tremendo”. Explicó que en el caso de la pequeña y mediana empresa, aporta el 38% el producto interior bruto (PIB).
En ese sentido, dijo que el desarrollo de esa modalidad no significa algo necesariamente negativo para el resto. Todo lo contrario. “Si se crea una zona franca, llena de trabajadores informales, ¿a quién le compran los empresarios informales ese producto? A las fábricas, a los comercios formales”, ejemplificó.
Señaló que bajo ese sistema, “todos se benefician a la larga”, en vista de que son intermediarios. “La informalidad no es mala. Lo que tenemos que hacer es no pretende llevarla la formalidad, sino esperar a que crezcan y el propio crecimiento las va a obligar a formalizarse”, sostuvo.
Concluyó explicando que la informalidad y otras problemáticas socioeconómicas complejas necesitan de un proyecto país. “Hay que diagnosticar los problemas. Trazarse objetivos, metas, pero tiene que haber en el Gobierno a alguien que le dé seguimiento, que imponga por la fuerza el cumplimiento”.