[dropcap]E[/dropcap]l sector empresarial insiste en la necesidad de que se produzca una reforma en el Código de Trabajo vigente en el país desde hace poco más de 20 años. Entre los principales argumentos de la necesidad de reformar ese código está la intención de eliminar o al menos reducir el derecho de cesantía que corresponde a cada trabajador cuando es separado de su puesto.
El empresariado argumenta que la cesantía implica un costo laboral excesivo que afecta la competitividad de las empresas. Otros derechos que tienen los trabajadores en la actualidad también son vistos como una carga por los empresarios, quienes ofrecen la promesa de que una vez modificado el código tendrán la posibilidad de generar más empleos en beneficio de la sociedad.
Esa promesa, por sí misma, es muy difícil de creer y la incredulidad viene de que es aún más difícil de cumplir por parte de quienes la ofrecen. No entiendo cómo es que restándole derechos adquiridos a los trabajadores, los empresarios pueden garantizar más empleos.
Si, precisamente, la cesantía, por ejemplo, es un costo que se aplica cuando se separa al empleado de la empresa, es decir, cuando lo botan, pues si permanece en su puesto la cesantía sencillamente es un monto acumulado que la empresa no necesariamente tiene como reserva, pues puede usar ese dinero como capital de trabajo sin pensar que se presentará la necesidad de sacar a los empleados.
Hay que reconocer que luego de la aprobación de la Ley 87-01 sobre Seguridad Social, los costos laborales para las empresas aumentaron, pues son los empleadores quienes deben aportar el equivalente al 14% del salario de cada trabajador para cubrir el 70% del costo del seguro médico y del fondo de ahorro individual para el plan de pensiones.
Pero la solución no es plantear la eliminación de otros derechos adquiridos, sin antes plantear algunas alternativas como es el seguro de desempleo, que está previsto, precisamente, para sustituir la cesantía, aunque su aplicación no se ha hecho efectiva.
Los empleadores en el país argumentan elevados costos laborales, pero se olvidan de que han compensado esos costos con el pago de muy reducidos salarios a la clase laboral, pues no es un secreto que la productividad de los empleados está muy por encima de lo que las empresas les pagan.
Además, los empleadores de República Dominicana, contrario a lo que ocurre en otras naciones similares a esta, tienen muy elevados márgenes de rentabilidad. Eso quiere decir que una empresa X, productora o comercializadora de un producto X en el país obtiene ganancias muchísimo más elevadas que las que obtendría si operase en otro país de Centroamérica o Sudamérica, por poner un ejemplo.
Por suerte, el presidente Danilo Medina ha sabido sortear la intención del sector empresarial que aboga por una reducción de los derechos laborales adquiridos de los trabajadores, al designar una comisión tripartita (Gobierno, empresarios y sindicalistas) para que discutan la posible reforma, aunque con la seguridad de que difícilmente lleguen a un consenso bajo esas condiciones.
Es posible que los costos laborales representen una carga para la clase empresarial que limita en parte la competitividad, no así la productividad, de determinadas empresas. Pero también es seguro que existen otros aspectos, diferentes al laboral, que representan trabajas más serias para la competitividad empresarial, que es sobre los que esa clase debería poner énfasis para su mejoría o eliminación, sin afectar a un sector tan necesitado y vulnerable como el laboral.
Además, no parece que los costos laborales en el país sean tan elevados si se toman en cuenta las declaraciones que hace alrededor de dos años ofreciera el ministro de Industria y Comercio en un foro del Centro de Exportación e Inversión de República Dominicana (CEI-RD) en el sentido de que el sector zonas francas en el país ofrece ventajas competitivas, de manera especial, porque los salarios vigentes están por debajo de los salarios de la región.
También hay que reiterar el contenido de informes del Banco Central que dan cuenta de lo reducido que son los salarios en los sectores empleadores del país, al punto que sólo México tiene sueldos relativamente más bajos que los de República Dominicana. Esa es la realidad.