República Dominicana es un país que cada año sufre los embates de fenómenos meteorológicos extremos como huracanes, tormentas y vaguadas que causan grandes pérdidas económicas y humanas.
Según estimaciones, estos eventos pueden costarle al país entre el 0.69% y el 3.3% del producto interno bruto (PIB) anualmente.
Cada año, las pérdidas en el país a causa de desastres naturales se elevan a US$345 millones. Sin embargo, existe una probabilidad del 2% de que estos montos sean superados hasta alcanzar los US$6,124 millones anuales en los próximos 50 años.
Así lo señala el estudio, que se basa en las estimaciones realizadas por el Perfil Nacional de Riesgo Catastrófico (CDRP, siglas en inglés), elaborado por el Banco Mundial.
Además, RD cuenta con bienes inmuebles valorados en US$153,000 millones que se encuentran expuestos a los desastres de origen naturales, de los cuales el 85% se concentra en las zonas urbanas y, dentro de esta categoría, el 43% se ubican en la zona metropolitana de Santo Domingo.
Por su parte, el Banco Central arroja estadísticas que apuntan a que, luego del paso de un fenómeno atmosférico, la economía pasa por un proceso de recuperación de 15 meses y, en ese período, las pérdidas económicas son de aproximadamente US$1,100 millones, equivalente al 1.5% del PIB.
Asimismo, en su informe sobre riesgos globales, el Foro Económico Mundial presentó las catástrofes climáticas como uno de los cinco riesgos principales para el país en los próximos dos años.
Esto es cónsono con los datos del Global Climate Risk Index, que colocan a la isla en la undécima posición de los países con mayor riesgo por el cambio climático. 1 El análisis de los Puntos Críticos de Vulnerabilidad al cambio climático en la República Dominicana muestra que 13 provincias (alrededor del 40%) presentan niveles de vulnerabilidad de alta a muy alta.
Según datos del IVACC, 30% de la población es muy vulnerable a fenómenos extremos. La República Dominicana es altamente afectada por eventos climatológicos, en particular por choques climáticos relacionadas con excesos y déficit hídricos severos. De hecho, de acuerdo con el Índice Global de German Watch 2018, es uno de los países más afectados por eventos climáticos extremos del mundo.
En el país, los hogares con mayor vulnerabilidad ambiental son aquellos dirigidos por personas entre 16 y 17 años, seguidos por aquellos hogares dirigidos por personas mayores (con 66 años o más).
En este contexto, organizaciones como World Vision tienen un papel fundamental en la reducción del riesgo de desastres, las acciones de respuestas, recuperación ante el impacto de las emergencias y/o desastres, y en la reducción de la vulnerabilidad de las poblaciones y el fortalecimiento de las capacidades locales y nacionales en la gestión del riesgo a desastres.
Su capacidad para impulsar acciones, así como para movilizar recursos resulta clave al momento de implementar acciones anticipatorias y gestionar respuestas efectivas y oportunas en situaciones de crisis generadas por eventos adversos o generadores de daños producidos por fenómenos naturales, antrópicos, tecnológicos, de salud, entre otros.
En los últimos años, República Dominicana ha sido afectada por varios huracanes y tormentas de gran magnitud como son Noel y Olga en el 2007, Irma y María en el 2017, el huracán Fiona que azotó la región este en septiembre de 2022, dejando este último a su paso 3 decesos, más de 13,070 personas desplazadas y pérdidas materiales importantes que superan los RD$20,000 millones de pesos según reportó el presidente de la República.
En este contexto, World Vision puso en marcha su pilar de emergencias para brindar asistencia humanitaria a las poblaciones afectadas, realizando, durante las primeras 8 horas luego del impacto del evento, la Evaluación de Daños y Análisis de Necesidades (EDAN) y respondiendo en los primeros días con seguridad alimentaria, así como también agua, saneamiento e higiene (WASH), Kits de dignidad e higiene y equipos de protección a las familias y quienes responde a las emergencias.
Ante estos eventos, la respuesta de World Vision frente a emergencias y desastres se lleva a cabo en tres fases. En la primera, que dura aproximadamente tres meses, se diseña e implementa un plan de acción basado en el análisis de las necesidades de las poblaciones afectadas. Durante este período, se brinda asistencia humanitaria de emergencia, como alimentos, agua, medicinas y artículos de primera necesidad.
En la segunda fase, con una duración aproximada de dos meses, se inicia la recuperación temprana y se disminuye paulatinamente la ayuda humanitaria. Se lleva a cabo un análisis complementario de las necesidades humanitarias, se realizan ejercicios para evaluar las lecciones aprendidas y se inician acciones de rehabilitación de viviendas y comunidades.
En la tercera y última fase, que se extiende por siete meses, se desarrollan modelos de apoyo para las familias en sus procesos de avance, basados en fase de reconstrucción y recuperación. Durante esta etapa, se buscan nuevas condiciones para las comunidades y se promueve su participación en el proceso para fortalecer la resiliencia comunitaria e institucional.
Como muestra de la puesta en acción del pilar de Emergencias, específicamente tras el paso del huracán Fiona, World Vision en alianza con socios estratégicos, donantes individuales, públicos y privados ejecutó acciones de asistencia humanitaria en los municipios de Miches y El Seibo, provincia El Seibo, Samaná, Hato Mayor y La Romana donde se entregaron donaciones de artículos de primera necesidad a más de 2432 familias y transferencias monetarias con la modalidad de entrega de vouchers y dinero en efectivo a al menos 333 familias, además de continuas acciones en la tercera fase de reconstrucción y recuperación.
Los insumos básicos facilitados por la organización incluyeron kits de alimentos, kits de dignidad para familias y agua, entre otros. En todo el proceso de apoyo a las comunidades afectadas, World Vision cuenta con la colaboración tanto de su personal como de entidades y personas aliadas. En ese sentido, las alianzas, basadas en la fiabilidad de la institución, son clave para la robustez del pilar de emergencia.
Así, mientras por un lado se movilizan los recursos de los que puede disponer la institución, por el otro, World Vision sirve como canalizador de donaciones de empresas, individuos, gremios, iglesias, entre otras entidades.
Para lograrlo, la entidad despliega una campaña de apertura a la recepción de donaciones, con un protocolo claro y transparente sobre la ruta que agotarán los donativos desde que son recibidos hasta que llegan a manos de las familias beneficiarias.
En todo momento, la organización comunica por diversas vías sus políticas, el uso que da a los recursos recibidos y los mecanismos de gestión que implementa. Justamente, las experiencias previas durante situaciones de emergencia que ha vivido el país demuestran el desborde de solidaridad que protagoniza la sociedad dominicana, al brindar su mano amiga a aquellos afectados por situaciones de desastre.