El Ministerio japonés de Defensa presentó hoy un borrador de presupuesto para el próximo ejercicio con un incremento del 13%, en línea con la subida del gasto militar prevista por el país a medio plazo y que incluye el desarrollo de misiles de largo alcance.
El borrador para el año fiscal 2024 (que comenzará el próximo marzo) deberá ser aprobado por el Ejecutivo en las próximas semanas, y se enmarca en la estrategia de ampliación del gasto y las capacidades defensivas de Japón adoptada a finales del año pasado, ante lo que Tokio considera “un entorno de seguridad cada vez más hostil”.
El nuevo presupuesto de Defensa asciende a 7.8 billones de yenes (€49,000 millones), elevando el gasto nipón en este área a un nivel cercano al objetivo del 2% del producto interior bruto entre países miembros de la OTAN, organización con la que Japón ha estrechado su colaboración recientemente.
El presupuesto incluye una partida para el desarrollo de misiles de largo alcance con rango de hasta 3,000 kilómetros, así como para desarrollar proyectiles hipersónicos. A ellos se suma la adquisición misiles Tomahawk estadounidenses durante el actual ejercicio, capaces de alcanzar objetivos a más de 1,000 km.
Japón, cuya Constitución limita el uso de la fuerza militar a situaciones exclusivamente defensivas, no contaba hasta ahora con proyectiles con un rango mayor de 1,000 kilómetros, pero decidió expandir estas capacidades para poder ejecutar “contraataques”, según sus nuevas directrices.
Otras novedades del presupuesto para el ejercicio 2024 son la compra de misiles antibuque y la adquisición de nuevos barcos equipados con sistemas antimisiles Aegis, según indicó el Ministerio de Defensa.
Con estas nuevas armas, Japón espera ganar poder disuasorio ante las amenazas crecientes que ve en Corea del Norte y en China, países que han desarrollado notablemente su tecnología de misiles en los últimos años.
El borrador de presupuesto también incluye el fortalecimiento de las capacidades defensivas en el espacio o más equipamiento para sus fuerzas terrestres, navales y aéreas, sobre todo nuevos tanques, buques, además de la ampliación de las reservas de municiones, en preparación para un eventual conflicto de larga duración.
Destaca asimismo la creación de un comando conjunto dedicado a coordinar las tres divisiones de las Fuerzas de Autodefensa (Ejército) de Japón, una medida dirigida a mejorar la coordinación entre las mismas -y con las tropas de Estados Unidos, principal aliado militar de Tokio- y también incluida en las directrices generales.
La invasión de Ucrania por Rusia, país vecino de Japón y con el que mantiene una disputa territorial, y el incremento de las tensiones regionales por el auge militar de China y los desarrollos armamentísticos norcoreanos, han llevado a Tokio a emprender su mayor rearme desde el final de la II Guerra Mundial.