Luego de un largo proceso de identificar trabas regulatorias y trabajar de la mano con el Estado en propuestas que les permitan a las empresas privadas emitir acciones, finalmente fueron colocadas en el mercado de valores las primeras acciones de una empresa dominicana. Este acontecimiento que sin lugar a dudas es uno de los hitos mas importantes de nuestro mercado, requirió de un importantísimo trabajo de ingeniería legal y financiera que abre un nuevo camino para que todos los dominicanos continuemos formando parte del desarrollo de nuestro país. A continuación me permito enumerar algunas de las contribuciones más importantes de este proceso:
1. Para el empresariado: la mayoría de las empresas exitosas inician como un negocio familiar. Las empresas dominicanas no son la excepción. Sin embargo, algunas de las barreras más importantes que no les permite a algunas empresas expandirse son sus mecanismos de financiamiento y, en ocasiones, la propia familia. En cuanto a los financiamientos, el mercado de valores le permite a las empresas diversificar sus fuentes de financiamiento con mecanismos que se ajustan significativamente mejor a sus flujos de caja, pudiendo estas dedicarle más esfuerzo al desarrollo del negocio en el mediano y largo plazo, en lugar de estar abrumadas con el pago de dicho financiamiento en el corto plazo.
Adicionalmente, aporta prácticas de gobierno corporativo indispensables para el desarrollo del negocio. Esto se refiere básicamente a la creación de órganos (Consejo de Administración) y procesos que le permitirán a la empresa tomar la mejor decisión para el desarrollo del negocio, evitando que los intereses familiares se sobrepongan por encima de las decisiones del negocio. En pocas palabras, habrá más transparencia en la toma de decisiones, asegurando que estas sean las más convenientes para el negocio, en lugar de beneficiar particularmente a la familia a alguno de sus miembros.
2. Para el inversionista: el mercado de valores no existiera sin la participación del inversionista. En pocas palabras, estos son los que ponen el dinero a cambio de un retorno. Es decir que toda persona interesada en el mercado de valores que tenga la capacidad de invertir dinero puede invertir en estas acciones. Esto le permitirá diversificar su cartera de inversiones o como decimos más llanamente: no poner todos los huevos en la misma canasta. Así como invierten personas en el mercado, también invierten empresas. Dentro de estas empresas están las administradoras de fondos de pensiones (AFP), las cuales son el principal cliente del mercado de valores, aquí y en cualquier parte del mundo. Canadá, Noruega, Estados Unidos y todos los países desarrollados canalizan los dineros de sus trabajadores a través del mercado de valores para sacarle el mejor desempeño posible a través de inversiones en acciones, bonos y otros instrumentos financieros.
Las acciones son uno de los principales instrumentos de inversión de los fondos de pensiones en todo el mundo. Estas inversiones se realizan a largo plazo, ya que se trata de fondos que emplearán los trabajadores al momento de pensionarse, luego de varios años cotizando. Aquí resulta importante resaltar dos cosas: I) sin las inversiones de las AFP no es posible desarrollar el mercado de valores, ni el dominicano ni el de cualquier parte del mundo. Sin ellas no tendríamos el músculo que le permite el acceso a los capitales al empresariado y tampoco II) los trabajadores tendrían los excelentes rendimientos que han obtenido a lo largo de los años, como tampoco la diversificación de su portafolio de inversión. Sobre esto último no puedo dejar de mencionar que la inversión en acciones que realizaron las AFP dominicanas en la reciente emisión de Cesar Iglesias no llega ni siquiera al 0.5% de los activos bajo administración. Para ponerlo de otra forma, el 99.06% de los dineros administrados por las AFP está en otro tipo de instrumentos, absolutamente todos orientados a un horizonte de largo plazo. Esto se debe principalmente a que en nuestro mercado nunca había acciones en las cuales invertir.
3. Para el desarrollo del país: el mercado de valores es un círculo virtuoso. Les permite a las empresas y al Estado desarrollarse y le da participación a los inversionistas en ese desarrollo. Todos ganan, pero el que más gana es el país que cada vez mas puede desarrollarse, expandir su infraestructura, sus planes de negocio y sus fronteras comerciales. No existe un país desarrollado que no le deba una gran parte de su desarrollo al mercado de valores. Es un mercado sumamente estricto, regulado, eficiente y, sobre todo, transparente.
Algo que no debe faltar es que tanto la emisión de estas acciones como la inversión realizada por todas las personas y empresas que las compraron, cumplió con toda la rigurosidad de los procesos, leyes y regulaciones requeridas. Acá no estamos reinventando la rueda, simplemente la estamos implementando. Claro, siempre habrá personas interesadas en seguir arrastrando las cosas, pero estoy seguro de que la rueda ha demostrado ser más eficiente.
República Dominicana está dando los pasos correctos para maximizar su potencial. El mercado de valores cuenta con un regulador sumamente apegado al cumplimiento del marco regulatorio y a la protección de sus inversionistas, al igual que las AFP. Estamos viviendo uno de los momentos de mayor reto económico a nivel mundial, sin embargo, nos estamos posicionando como uno de los países más importantes de la región, atrayendo la mayor cantidad de capital extranjero para nuestro desarrollo. Si ese capital extranjero se ha dado cuenta de que nuestro país es un diamante, somos los propios dominicanos los que debemos liderar nuestro desarrollo, invertir en nuestro país y confiar en su potencial. Esta también es una invitación al empresariado dominicano a visualizar el mercado de valores como un aliado y fuente importante de capital para aumentar su capacidad productiva, generar oportunidades de empleo, bienestar y expansión de sus negocios. Esta es una invitación a todos los dominicanos a que continuemos puliendo nuestro propio diamante.