Alejandra (nombre ficticio) es una niña de 13 años de edad que empezó a chatear con Juancito, un adulto con perfil falso en redes sociales que se hacía pasar por otro niño para ganarse la confianza y obtener fotos y vídeos con algún contenido sexual, los cuales vendía después en el mercado negro. Este fenómeno se conoce como “grooming”. Sin embargo, la mayoría de las veces buscan abusar sexualmente de sus víctimas.
“Una vez un señor mayor tenía una foto de perfil de un muchacho joven y me escribió, hablamos poco, me llamó por videollamada y me di cuenta de que era un adulto. Yo dejé de hablar con él cuando me dijo que le mandara una foto desnuda”, este es el testimonio de una adolescente de 14 años, que recoge Plan International, en su estudio sobre los riesgos en línea para estudiantes, el cual indica que la protección infantil no se limita a los espacios físicos: casa, escuela, parques o comunidad, sino que las redes son un entorno de alto riesgo que puede derivar en daños a su desarrollo físico, psicológico y emocional.
Para Virginia Saiz, directora país de Plan International República Dominicana, el Internet podría ser una jungla peligrosa, si no se gestiona adecuadamente. “Los depredadores les esperan escondidos en sus juegos, disfrazados de niños semejantes y haciendo uso de estrategias de manipulación para someterlos, abusarlos y violentarles”, describe.
La explotación sexual, mal llamada “pornografía infantil” o “prostitución infantil”, es uno de los delitos que cada vez más toma espacio en todo el mundo. A nivel global, las investigaciones revelan que el acoso y abuso en internet pone en riesgo a más del 70% de los niños, niñas y adolescentes (NNA).
En el caso de América Latina y el Caribe, solo en 2019 se reportaron 2 millones 454,249 imágenes sexuales de menores de edad en plataformas digitales, según la Fundación de Vigilancia de Internet (IWF, por sus siglas en inglés). República Dominicana no escapa a esta realidad.
Conforme con datos suministrados a elDinero por la Procuraduría Especializada Contra Crímenes y Delitos de Alta Tecnología (Pedatec), desde 2019 a junio de 2023 se denunciaron 591 delitos en línea contra menores de edad, de los cuales apenas 24 fueron judicializados o recibieron condena.
En lo que va del 2023 se han denunciado 13. No obstante, estas cifras oficiales no incluyen los cientos de casos no reportados. Por tanto, no entran en el informe y caen en las denominadas “cifras negras”, que posiblemente salen a relucir en los reportes de la IWF, que destacan que entre 2019 y 2021 los casos de material de abuso sexual de NNA en el país aumentaron un 253.1%, al pasar de 32,325 reportes a 114,150. En 2022, la cifra se ubicó en 130,635.
Byron Velásquez, gerente de programas del Centro Internacional de Niños Desaparecidos y Explotados (ICMEC, por sus siglas en inglés), explica a elDinero que las tecnologías de la información y de las comunicaciones (TIC) son un elemento clave para el desarrollo de capacidades de aprendizaje, los entornos digitales, además, son un terreno altamente inseguro para los NNA, a quienes no se les orienta respecto a las señales de alerta. Los grupos más afectados siguen siendo las niñas. Estas representan el 73% de los casos de material sexual, pero también los varones son vulnerables. Ambos sexos corren tres tipos de riesgo, de acuerdo con la ICMEC: de contacto, de contenido y de conducta, los cuales abarcan chantaje, manipulación, pornografía y violencia.
Pandemia y las redes sociales
La pandemia del covid-19, en 2020, agudizó este problema, debido a los confinamientos y el aumento en el uso de las plataformas digitales en el hogar, incrementando un 46.3% a nivel regional. Esto equivale a más de tres millones de material de abuso sexual infantil.
“El número de denuncias de abuso y explotación sexual a niños, niñas y adolescentes ha aumentado en un 110% con la pandemia, consecuencia de que la educación fue virtual y al estar en contacto con Internet implica estar expuesto a varios riesgos”, señala Velásquez.
La base de datos de la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol), con más de 68 países conectados, contiene más de 4.3 millones de imágenes y vídeos sobre explotación sexual infantil, y ha ayudado a identificar a más de 35,000 víctimas en todo el mundo. Mientras que el más reciente informe anual 2022, de la IWF, puntualiza que se evaluó un total de 375,230 informes de sospecha de abuso sexual infantil en línea, de los cuales 255,588 fueron confirmados.
“Evaluamos una página web cada minuto y medio. Cada dos minutos, esa página web mostraba a un niño siendo abusado sexualmente”, afirma la IWF. Cada informe podría incluir una o cientos de imágenes y vídeos.
El “grooming” no es el único tipo de delito en línea frecuente contra el menor de edad a nivel regional, entre los más recurrentes figuran “sexting”, “sextorsion”, chantaje, “bullying”, “morphing”, suplantación de identidad y explotación sexual a través de imágenes y vídeos, siendo este último el tipo más registrado en República Dominicana alcanzando el 97% del total, según la Pedatec.
Alba Rodríguez, directora ejecutiva de Save The Children Dominicana, dijo a elDinero que los desafíos en la lucha contra la explotación sexual infantil en Internet son numerosos e interconectados. Estos retos incluyen el acceso sin supervisión a dispositivos electrónicos, la falta de habilidades para navegar de forma segura, la falta de conocimiento sobre los riesgos y la sobreexposición a las redes sociales.
De acuerdo con el “Informe Kids Online República Dominicana”, elaborado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, en inglés), Global Kids Online y el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (INDOTEL), un 46% de los NNA accede a Internet a través del celular. Esto limita el tipo de actividades y contenidos que puede visitar, reduciendo su nivel de habilidades digitales.
En tanto, un 16% dijo que había experimentado una situación en línea que les molestó o les hizo sentir mal y un 8% expresó que esa incomodidad se produjo semanalmente. Asimismo, uno de cada tres NNA en el país considera que sus padres o tutores saben poco o nada acerca de sus actividades en Internet. Mientras que un 56% comentó que no sienten seguridad en el ambiente digital. Sin embargo, tres de cada 17 adolescentes tuvo un encuentro con una persona adulta que conoció en Internet.
Penalización
Julia Muñiz Suberví, abogada especializada en derecho educativo y familiar, sostiene que en República Dominicana la explotación sexual infantil en línea o presencial puede ocurrir sin necesariamente estar vinculada a la trata de personas, aunque las legislaciones contemplan este delito dentro de esa categoría. Incluso, señala, que la familia, de forma involuntaria, puede ser responsable de exponer a un menor a la explotación sexual.
Enfatiza que en el país las penas máximas para un agresor sexual que explota imágenes de NNA en el entorno digital varían según las circunstancias y los delitos cometidos.
Al respecto, Iván Féliz Vargas, director de la Pedatec, dijo que es urgente mejorar las leyes en lo que corresponde a aumentar las penas para quienes posean, compartan o descarguen este tipo de contenido. Agregó que la Ley 53-07, que data del 2007, tiene penas ínfimas, y en la propuesta de modificación de dicha ley se ha propuesto el aumento de estas penas de cinco a 12 años a los adultos que incurran en explotación y el abuso sexual infantil en línea.
En República Dominicana se han logrado unas 55 penas vinculadas a este delito entre 2016 y lo que va del 2023, según el procurador de Corte de Apelación. Aunque resalta que en los últimos siete años, se han obtenido alrededor de siete sentencias contra adultos que han vendido material inapropiado de explotación sexual infantil en Estados Unidos, en combinación con autoridades del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, siglas en inglés).
De su lado, Karina Valdez, encargada del Departamento de Protección Especial del Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (Conani) entiende que es importante actualizar la Ley 137-03 sobre Tráfico Ilícito de Migrantes y Trata de Personas.
Valdez considera imperativo fortalecer la ciberseguridad para que los NNA no estén expuestos a situaciones de riesgo a través de Internet y las distintas plataformas.
“Es necesario empoderar a los niños, niñas y adolescentes para denunciar y reconocer cualquier vulneración que se pueda gestar por estas vías”, puntualizó la funcionaria. En ese sentido, el representante de Unicef en el país, Carlos Carrera, considera urgente modernizar la Ley 53-07 sobre Crímenes y Delitos de Alta Tecnología, debido a que hay conductas no criminalizadas y tipos penales que necesitan revisión. Actualmente, en el Congreso Nacional existen distintas propuestas, “pero la discusión no ha avanzado”.
Carrera indicó que el Ministerio de Educación (Minerd) tiene un rol especial en la inclusión digital con protección a este segmento poblacional.
El gerente de programas del ICMEC propone la creación de un registro de agresores sexuales en cada Estado, con el objetivo de prevenir y proteger a los niños. Según él, los acosadores sexuales siempre buscan espacios donde los niños están presentes, como redes sociales, parques y escuelas.
Por ejemplo, aquellos que han sido condenados no podrían trabajar en una escuela. A pesar de las preocupaciones sobre la privacidad de los agresores que ya cumplieron su condena, Velásquez enfatiza la importancia de priorizar el interés superior del niño. Este registro podría evitar que los agresores tengan contacto con niños y adolescentes. Las estadísticas de la Interpol arrojan que actualmente existen 15,901 delincuentes identificados.
Efectos psicológicos
Según la psicóloga clínica forense María Grullón, la exposición no consensuada a contenido sexual puede tener consecuencias devastadoras para la salud mental del niño o adolescente, incluyendo trastornos depresivos, bipolaridad, ansiedad y estrés postraumático. Además, se ha observado una disminución significativa en la autoestima, un aumento en la probabilidad de adoptar conductas autodestructivas e incluso ideas suicidas.
Explica que las víctimas de explotación sexual, dentro o fuera de Internet, tienden a experimentar aislamiento social tanto en su entorno académico como familiar. También son más propensas a sufrir trastornos disociativos y tienen una alta vulnerabilidad hacia conductas adictivas. Lamentablemente, el costo económico asociado con recibir atención adecuada en casos de explotación sexual puede convertirse en un obstáculo insuperable para muchas familias.
“Cuando analizamos el costo económico para el abordaje terapéutico de la explotación sexual en consulta, nos encontramos con una realidad preocupante. Por ejemplo, los padres se ven obligados a asumir el costo de llevar a sus hijos adolescentes a recibir las atenciones adecuadas y oportunas”, recalcó la psicoterapeuta.
En este sentido, los honorarios de un psicólogo privado oscilan entre los RD$2,500 y RD$5,000 por consulta, sin tener en cuenta los costos adicionales que pueden surgir al aplicar pruebas psicológicas, cuyos precios suelen rondar entre los RD$5,000 y RD$15,000. Estos podrían variar según la condición de cada paciente.
Grullón considera que la educación sexual debe ser un componente fundamental en el proceso de formación de individuos desde el inicio de su escolaridad. La inversión pública dominicana en NNA representó el 55.8% del gasto público social total en 2021, según un estudio elaborado por Unicef, Conani u otras entidades presentado en 2023. No obstante, las organizaciones consultadas ven necesario aumentar la inversión a la niñez en la persecución del delito y proveer a los padres, tutores y docentes de herramientas para acompañar a los sus hijos en el uso del Internet.
Abuso sexual en línea: ojo con las señales
El programa e-mentores Familias República Dominicana, avalado por el Ministerio de Educación (Minerd), busca dotar de herramientas e información a los padres o tutores para prevenir, detectar o acompañar a los niños, niñas y adolescentes que pueden ser víctimas de explotación sexual en Internet.
Entre las señales de alerta destacan: publicación de mensajes con contenidos depresivos o agresivos en sus redes sociales; cambios de humor (tiene pesadillas, temor a quedarse solo, se vuelve agresivo); se aísla de su entorno (se encierra en su habitación, no sale de casa o no interactúa con otras personas); cambios en su comportamiento habitual (deja de hacer actividades que antes disfrutaba); presenta síntomas somáticos (físicos), como enfermedades, problemas para dormir, trastornos de la alimentación; al jugar dramatiza escenas sexualizadas (al interactuar con otros niños o niñas, emite conductas como tocar o acariciar); cuando hay abuso físico pudieran presentarse moretones, arañazos, dolor en las partes genitales o en otras partes del cuerpo, sangrados. Denuncie el hecho a las autoridades.