El ministro de Hacienda, José Manuel -Jochi- Vicente, ha explicado el proyecto de Presupuesto 2024. Es un esfuerzo que busca apuntalar el crecimiento económico en un contexto de estabilidad. Como siempre, su sostenibilidad es el gran reto. Lograr el punto de equilibrio entre los ingresos y los gastos representa el mayor reto de cualquier gestión de gobierno.
La meta es que el déficit público no exceda el 3.1% del producto interno bruto (PIB), aunque es sabido que cualquier imprevisto puede cambiar eso. La pandemia del covid-19 es un ejemplo y lo que sucede entre Israel y Hamás (Gaza-Palestina) también es uno de esos cisnes negros que generan incertidumbre económica.
La economía dominicana, con excepción de 2020, ha tenido un notable crecimiento en los últimos años, demostrando así su resiliencia y capacidad de adaptación. En el presupuesto de 2024 se esperan aún más avances y mejoras para impulsar el desarrollo sostenible del país.
Se destaca la apuesta por la diversificación de la economía, fomentando sectores clave como el turismo, la agroindustria y la tecnología. Además, se han implementado medidas para fortalecer la inversión extranjera y promover la creación de empleos.
El Gobierno ha apostado por políticas fiscales responsables, buscando la estabilidad equilibrio presupuestario. Se prevé un incremento en la recaudación de impuestos, lo que permitirá financiar programas sociales y mejorar la calidad de vida de la población.
En todo este contexto hay un tema que llama la atención. Hay leyes que restringen la capacidad de acción del Gobierno. Para aliviar la presión sobre el presupuesto de 2024, República Dominicana debe abordar las 26 leyes que restringen la flexibilidad del presupuesto, porque tienen partidas específicas. Una de las acciones clave sería realizar una revisión exhaustiva de estas leyes que permitan una gestión más eficiente y efectiva de los recursos.
Además, podría considerarse la posibilidad de eliminar o modificar aquellas leyes que impongan restricciones innecesarias o que generen costos excesivos para el Estado. Estas medidas no solo aumentarían la capacidad de maniobra del presupuesto, sino que también mejorarían la transparencia y la rendición de cuentas en el manejo de los recursos públicos.
A final de cuentas, apuntalar el crecimiento sobre la base de la confianza, además de la correcta implementación de políticas públicas eficientes, será clave en un año electoral. Confiar es la mejor opción.