Es innegable que el gasto de capital es, con los años, una partida que se vuelve más pequeña en términos proporcionales. Se achica y eso afecta la inversión que realmente genera valor y bienestar en la población.
Un país que no dispone de los recursos necesarios (o suficientes) para ejecutar las obras que se traducen en bienestar para la población, ya que a través de ellos hay mejores planteles para la educación, más hospitales para recibir atención médica; autopistas, carreteras, caminos vecinales, puentes, tecnología, medios de transporte masivo de pasajeros, acueductos, hidroeléctricas y todo lo que se aporte al desarrollo integral de la nación, se le imposibilita alcanzar el estado de equidad lógico de toda sociedad desarrollada.
El Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES) ha hecho un ejercicio muy interesante respecto al comportamiento del gasto corriente como porcentaje del gasto total entre 2013 y 2023, incluyendo una proyección de 2024. Destaca que, según el Proyecto de Ley de Presupuesto General del Estado para el próximo año, el gasto ascenderá a RD$1,371,992.8 millones, con un incremento del gasto público de un 4.8%.
Destaca, por ejemplo, que el gasto de capital equivalía al 22% del gasto total en 2013. ¿Qué significa? La respuesta es muy reveladora. Cuando se compara con la proporción de 2023, que sería de un 14.8%, la reducción es de 7.2 puntos porcentuales. En los tres años anteriores (2020, 2021 y 2022) el promedio del gasto de capital fue de un 11.9%.
La tendencia, según analiza el CREES, ha sido a la baja. El CREES lamenta que “el monto total de la deuda pública dominicana aumenta para gasto presente, no para inversiones”. Y aquí cabría la siguiente pregunta: ¿Cuándo ha sido diferente? Las precariedades financieras en la gestión pública no se generaron antes de ayer.
El déficit ha sido el mal de los últimos 30 años, con mayor énfasis a partir de 2008. Otro aspecto que destaca el CREES es que “el financiamiento público solo tendría sentido si quienes pagan en el futuro dicha deuda son beneficiarios de ese gasto”.
Pregunto: ¿A caso los de hoy no nos beneficiamos de las obras que se hicieron en el pasado? Todos sabemos que, para construir los túneles, elevados, el Metro de Santo Domingo y el Teleférico, entre otras obras, fue necesario aumentar el déficit en esos años y, por vía de consecuencia, cubrirlo con endeudamiento. Cuando se habla de inversión y gasto en el sector público difícilmente la población se beneficie de un todo en el presente.
Hay que apuntar que también lo harán en el futuro. Otro aspecto a destacar es que ninguna deuda se toma para pagarla en el corto plazo, razón por lo que hoy estamos pagando deuda de hace 20 años y en igual período hacia adelante otros estarán pagando la que tomamos hoy.
Para analizar a mayor profundidad está la siguiente afirmación del CREES: Los votantes actuales se benefician del gasto que deberán pagar ciudadanos que no han tenido participación en las decisiones políticas presentes. Desde el punto de vista moral y financiero es una acción cuestionable.