[dropcap]L[/dropcap]o que sucedió el viernes 9 de este mes en un vuelo de Pawa Dominicana, ruta San Juan-Santo Domingo, recuerda claramente que un banco y un avión tienen muchas cosas en común: transparencia y confianza son sólo dos de esas variables que los hacen funcionar. Pero también está la estabilidad, el servicio y los beneficios que ofrecen a sus clientes. Y hay más: la rapidez con que responden ante cualquier imprevisto.
Por suerte, y debemos agradecer la fortuna, el incendio de un motor del vuelo 7N750 demostró que los técnicos y pilotos de esta empresa están preparados para dar respuesta rápida. ¡Qué bueno! Y debemos alegrarnos muchísimo más si nos ponemos a analizar que República Dominicana no hace tanto tiempo recuperó la categoría para volar a territorio de Estados Unidos, como Miami y Puerto Rico.
Después de la integridad física de las personas, que siempre estará por encima de todas las cosas, es necesario cuidar la imagen del país. Pawa Dominicana, de capital venezolano y alguna contraparte local, es un esfuerzo que merece reconocimiento de la sociedad en sentido general, pero debe cuidarse de estos episodios.
¿Por qué debe cuidarse? No es lo mismo que se le incendie un motor a Pawa que a Copa, American, Delta, JetBlue, AirFrance o cualquier otra aerolínea establecida. El activo más importante de una empresa de transporte aéreo es la confianza que genera en sus usuarios. Una empresa joven, y no está demás decirlo, debe cuidarse muchísimo más porque está en ruta a construir imagen y marca.
Así como un banco no resiste los rumores, más sí hay razones lógicas para creerlos, una aerolínea está en la obligación de demostrar que cumple cabalmente con los procedimientos técnicos para generar confianza en los usuarios.
Como dominicano, y hay muchos que pudieran identificarse con esta afirmación, apoyo este tipo de inversión. El país necesita una aerolínea que ponga en alto la bandera nacional. Apuesto a Pawa Dominicana.