[dropcap]D[/dropcap]entro de las prioridades para los proyectos de inversión pública establecidas en el proyecto de Ley sobre el Manejo de Residuos Sólidos en República Dominicana, figura la clausura o conversión de vertederos activos o abandonados en rellenos sanitarios.
Eso significa que si se aprueba esa iniciativa, que tiene varios años en el Congreso Nacional, en poco tiempo se dejaría de hablar de vertederos a cielo abierto, porque además quedarían prohibidos.
El Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales considera necesaria la aprobación de esa ley para que haya un manejo correcto, integral y sostenible de los desechos sólidos en el país.
“Se espera que en esta legislatura o en la próxima sea aprobada, para tener una estructura que permita manejar los residuos de una forma integral y que haya valorización en sentido general”, explica el director de Residuos Sólidos y Asuntos Municipales de esa cartera, Francisco Flores Chang.
Son muchos los países que utilizan los rellenos sanitarios para depositar los desperdicios que no pueden ser reciclados ni procesados. Sin embargo, en República Dominicana, donde la basura está compuesta en un 51% por materia orgánica (proveniente de seres vivos) y el 49% es inorgánica (papel, cartón, plástico, metal, vidrio y otros materiales reciclables) solo han habido intentos fallidos.
Duquesa fue concebido como un relleno sanitario, pero su mal manejo hizo que se convirtiera en uno más de los 358 vertederos que hay en el país.
En Villa Altagracia también fue construido uno detrás del vertedero, con una inversión de más de RD$51 millones, pero nunca fue inaugurado y ahora presenta un notable deterioro, porque no ha sido utilizado. “Ya se está dañando y para poder abrirlo hay que hacerle una nueva inversión”, asegura Flores Chang.
Otro ejemplo es el de Haina, donde las autoridades de Medio Ambiente suspendieron el permiso que habían otorgado para su construcción por una presión social por parte de los moradores y empresarios que se oponen a que lleven basura de otras partes.
El funcionario indica que son antiguas minas con perforaciones de hasta 200 metros. “Nosotros entendemos que son lugares que se pueden utilizar para rellenos sanitarios, porque no hay otra cosa que hacer. Luego, con el tiempo, otras generaciones los pueden transformar en parques”.
Funcionamiento de los rellenos sanitarios
Dentro de los rellenos sanitarios se depositan los residuos en una geomembrana impermeabilizante, se comprimen y se cubren a diario con tierra.
Los lixiviados (el líquido que emana la basura) caen en una laguna, donde son tratados para después ponerlos en el suelo. También se colocan tuberías de decantación de gases para quemarlos y evitar que contaminen la atmósfera y contribuyan a la destrucción de la capa de Ozono.
Estas instalaciones serían administradas por una mancomunidad de ayuntamientos para que sea factible una estructura financiera que les permita manejarlas.
El futuro de los “buzos”
El proyecto de Ley sobre el manejo de Residuos Sólidos también propone la inclusión de los recicladores informales o “buzos” en la separación de los desechos dentro de los rellenos sanitarios.
Solo el vertedero de Duquesa tiene alrededor de 1,700 personas buscando materiales para venderlos a las empresas.
Francisco Flores Chang, director de Residuos Sólidos de Medio Ambiente, detalla que instalarán máquinas de separación de residuos y que muchos “buzos” también trabajarán en ese proceso sin ningún peligro.
Además, contarán con un seguro de salud, seguridad laboral y planes de pensiones.
“Realmente, dentro del vertedero el buzo es un estorbo y una problemática, porque impiden que tú puedas manejarlo como un relleno sanitario, porque se le tiran arriba a los camiones. Hay lugares donde mandan y los camioneros tienen que tirar la basura donde ellos quieran”, afirma Flores Chang.
Según la iniciativa, los ayuntamientos deberán elaborar e implementar programas de formalización de recicladores.