Por Bernardo Castellanos
La Superintendencia de Electricidad (SIE), a través de uno sus voceros autorizados, ha señalado que están realizando los estudios preliminares para definir el marco normativo que permita la incursión en el mercado eléctrico de nuevas empresas que podrían dedicarse exclusivamente a la comercialización de la energía.
Las empresas comercializadoras de electricidad tendrían la posibilidad de comprar energía directamente a las empresas generadoras a precios competitivos y encargarse de la gestión comercial en áreas específicas que las compañías distribuidoras acuerden delegar para esos fines. La figura s de comercializadoras se encuentra consignada en la normativa actual y la intención es la de facilitar la gestión comercial sin la necesidad de que las empresas distribuidoras tengan que renunciar a su área de concesión
La idea puede resultar muy interesante y provechosa siempre y cuando se cumplan por los menos tres (3) condiciones:
- Que no signifique una excusa para aumentar el margen de intermediación en la estructura tarifaria lo que implicaría un aumento en la tarifa eléctrica
- Que signifique una reducción significativa de los gastos corrientes excesivos y nómina de las empresas distribuidoras
- Que la selección de los comercializadores se haga mediante procesos de licitación abierta y transparentes apegados a las leyes vigentes y no a negociaciones o contrataciones directas
El temor es que en la realidad la introducción de la figura del comercializador sea una excusa para tratar de justificar un aumento -de por si injustificable- de la tarifa eléctrica y además de que se mantenga la hipertrofia de gastos corrientes y nomina excesiva que poseen las distribuidoras en la actualidad
Con o sin comercializador, sino se produce una inversión significativa de recursos económicos en el sector de distribución que implique la incorporación a la formalidad de usuarios que hoy consumen electricidad y su consumo no es facturado por carecer de medidores y que representan alrededor de un millón de casas y/o locales comerciales y convertirlos a clientes regulares con contadores que permitan poder medir su consumo para luego facturarles (para cobrar primero hay que facturar pues sino se factura nunca se podrá cobrar), en adición a mejorar en las zonas y áreas donde la red de distribución eléctrica presenta deterioro, la figura del comercializador podría convertirse en una carga económica adicional sobre el sector eléctrico que lejos de mejorar la situación contribuya a acentuar el creciente deterioro financiero del mismo y ocurra como dice el refrán que la medicina resulta ser peor que la enfermedad o que salga más cara la sal que el chivo.