Desde principios del año 2000, Venezuela adoptó un sistema político y económico que se ha caracterizado por el sistemático intervencionismo del Estado en todos los aspectos de la sociedad. Como consecuencia, el orden institucional en Venezuela se fue deteriorando paulatinamente, tornándose más discrecional y coartando las libertades civiles.
El deterioro institucional y la falta de libertades han incidido negativamente en el desempeño económico de Venezuela. Como consecuencia, las actividades productivas del país han sufrido una contracción generalizada. La producción de petróleo y sus derivados, bajo control del Estado venezolano, pasó a ser el eje principal de la economía y la mayor fuente de ingresos para el fisco. Esta dependencia del petróleo, junto a la reducción de su precio a nivel internacional, han incidido en la marcada contracción económica de Venezuela desde finales del año 2013.
Desconfianza en las instituciones
Las instituciones de Venezuela, tanto políticas como económicas, han experimentado un marcado deterioro en las últimas dos décadas. Diversos índices, como el Índice Calidad Institucional, el Índice de Imperio de la Ley, el Índice de Libertad Económica, entre otros, muestran el deterioro de las instituciones y las libertades de Venezuela durante los últimos años; ocupando los últimos lugares en la mayoría de estos.
Contracción económica
La economía venezolana, medida por el PIB real, se redujo en -33.7% entre el año 2013 y 2017, y se espera que se siga contrayendo de mantenerse la realidad actual. La contracción de la economía es el resultado de las diversas políticas populistas e intervencionistas aplicadas en Venezuela, así como por el manejo discrecional de la autoridad empleado para expropiar numerosas empresas y propiedades privadas, reduciendo la confianza de invertir en el país y las posibilidades de los venezolanos de generar mayor riqueza. La mayor dependencia de la economía de las exportaciones estatales de petróleo, ha contribuido a agravar esta situación.
La contracción económica ha afectado negativamente el bienestar material de los venezolanos. El PIB real per cápita ajustado por la paridad del poder adquisitivo (PPA) se redujo -37.2% entre 2013 y 2017. Actualmente, el PIB per cápita venezolano es 28.2% menor que en el año 2000.
El petróleo
La producción de petróleo y sus derivados en Venezuela se encuentra en los niveles más bajos de los últimos 23 años. En 2017, la producción de crudo de petróleo se redujo 28.6%. Según informaciones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), durante enero de este año, la producción de petróleo de Venezuela había caído hasta los 1.60 millones de barriles diarios.
La causa principal de la menor producción de petróleo en Venezuela es el manejo político y clientelar que existe sobre PDVSA, la petrolera estatal. Los ingresos percibidos por PDVSA se han utilizado para abultar su nómina y financiar las diversas políticas populistas aplicadas desde el Estado venezolano, en detrimento de las inversiones para modernizar la petrolera, incrementar su productividad y expandir sus operaciones.
Déficits fiscales
La combinación de las políticas populistas basadas en el gasto público y la reducción de los ingresos del petróleo, han incrementado los déficits fiscales del Gobierno General de Venezuela, los cuales ha aumentado como porcentaje del PIB desde el año 2009. Al 2017, el déficit alcanzó el 18.5% del PIB. La permanencia de políticas populistas como los subsidios generalizados a los combustibles, electricidad y diversos bienes básicos, entre otras, continúan agravando la situación fiscal del país.
Depreciación monetaria e inflación
Para financiar parte del déficit fiscal, el Gobierno de Venezuela ha recurrido a la emisión de dinero sin respaldo. Esto ha depreciado su divisa respecto al dólar e incrementando la inflación.
Los estrictos controles cambiarios, además de ser una gran distorsión para las actividades económicas, han generado la creación de un mercado paralelo, ya que las tasas de cambio oficiales que establece el gobierno no reflejan la realidad de los agentes económicos. Solo durante el año 2017, el tipo de cambio del bolívar respecto al dólar se depreció en 3,421% en el mercado paralelo.
Conclusión
Los cambios políticos y económicos que se iniciaron en Venezuela a finales de los años 90 propiciaron el debilitamiento de las instituciones del país. Cerca de 20 años después de la aplicación de un modelo político populista e intervencionista, las instituciones del país son de las más débiles y discrecionales en el mundo, y la ciudadanía tiene coartadas la mayoría de las libertades civiles, económicas y políticas.
República Dominicana y los demás países de la región deben prestar atención al caso de Venezuela: el proceso de deterioro institucional sentó las bases para la crisis política y económica que experimenta esa nación.
Las instituciones fuertes, que resguardan las libertades individuales son fundamentales para el desarrollo económico y social. Cuando no existen estas instituciones, o son desvirtuadas, a los ciudadanos se les dificulta alcanzar el bienestar por sus propios medios; y con el riesgo de que pueda abrirse el camino para situaciones como la experimentada en Venezuela.