Actitud y voluntad son dos elementos que demuestran tener los estudiantes de cine de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Materializan sus sueños a base de esfuerzo, venciendo todas las precariedades. Les faltan recursos, sí, pero las ganas les sobran.
Los estudiantes de la Escuela de Cine, TV y Fotografía de la UASD tienen que agenciarse equipos prestados, como ordenadores portátiles, y alquilar espacios para desarrollar sus prácticas en un país en el que, solo este 2018 el Gobierno destina un presupuesto de RD$152,174,096 a la Dirección General de Cine (DGCine) y en el que el gasto tributario para el sector cinematográfico se estima en RD$1,265.6 millones.
Quetzal Cohauatl inició la carrera en Cinematografía y Audiovisuales en 2010, pero debido a diversos factores, entre ellos su limitada situación económica, la abandonó hasta 2015. Ahora está decidido a terminar y convertirse en un profesional del séptimo arte.
“Estudiar cine en la UASD es un poco cuesta arriba. Si no tienes una cámara no vas a dar fotografía, tú tienes que ingeniártela o correr con suerte para que alguien te preste sus equipos”, cuenta el estudiante.
Cohauatl explica que para los estudiantes de nuevo ingreso aún es más difícil que alguien le preste sus equipos, aunque por lo general todo el que estudia cine tiene que agenciarse una cámara. Señala que las teorías en clase “son buenas”, pero al realizar las prácticas, sin el equipo adecuado, se logra muy poco.
De acuerdo al estudiante, la Escuela de Cine aún no cuenta con una sala de edición o un estudio de grabación, a pesar de que el levantamiento de esa estructura se inició hace cuatro años y aún no está lista.
“De 2010 a 2018 la UASD debería contar con suficientes equipos, una sala de edición, computadora en cada aula, pero seguimos igual a nivel de estructura”, comenta.
Durante los primeros años de estudio, Cohauatl no tenía grandes expectativas y no existía una legislación que asegurase un futuro después de finalizar su carrera. “Con la puesta en vigencia de Ley 108-10 para el Fomento de la Actividad Cinematográfica llegó un poco de alivio y decidí centrarme más en este asunto (sus estudios), sin miedo a perder mis años en la universidad y no tener un futuro garantizado”, narra.
De acuerdo al director de la Escuela de Cine, Julio (July) Melo, la dependencia ha sido pionera en la enseñanza de las artes visuales sistematizadas a nivel superior en República Dominicana.
“Para este año la escuela cuenta con casi 800 estudiantes, mientras que en el ciclo básico hay alrededor de 19,000 estudiantes que su opción de estudio es arte. Una de la que tiene mayor demanda es la de la Escuela de Cine, más o menos 2,000 estudiantes quieren estudiar cinematografía”, señala Melo.
El director explica que la escuela de cine carece de algunas facilidades de instalaciones, pero que a través de algunos acuerdos con estudios de producción ha suplido, en parte, esas debilidades.
En la actualidad la escuela trabaja en la elaboración y terminación de un estudio virtual que se divide en dos partes, una para la posproducción e imagen y el otro lado la posproducción sonora y de colorización. Otros proyectos son la construcción de salas multimedios y un estudio de grabación.
“Es vital que para final de este año estas instalaciones estén terminadas porque hemos conseguido, a través de la Dirección General de Cine (DGCine), que se le inyecte un apoyo a la escuela y posiblemente para marzo tendremos entre dos o tres millones de pesos en equipos”, dice.
La Escuela de Cine cuenta hasta el momento con tres maletas de luces y cuatro cámaras, gracias a algunas colaboraciones.
Fortalezas
Un ejemplo de la precaria situación por la que atraviesan muchos estudiantes de la Escuela de Cine de la UASD cuando les toca realizar una práctica sucedió con Eunices Rojas.
La estudiante de publicidad cursó una materia impartida por la Escuela de Cine y debía realizar un comercial para manejar el diseño de producción y su mayor dificultad fue conseguir un espacio bien habilitado.
“Al no contar con un estudio, tuvimos que buscar materiales de familiares y modificar un aula en deterioro para realizar este trabajo”.
Rojas sostiene que la precariedad en este sentido (al no contar la escuela con un estudio), se convirtió en su fortaleza porque no solo fue una simulación, los chicos debieron trabajar desde cero para realizar el comercial y eso permitió que, tanto ella como sus compañeros, desarrollaran habilidades para tomar cualquier espacio y transformarlo.
“Con esta materia el estudiante puede desarrollar y producir comerciales con bajo presupuesto si el caso lo amerita, pero no es el propósito final de la asignatura”, explica.
De acuerdo a Rojas, lo más difícil del proceso de transformación fue pintar y luego dejar el espacio como lo encontraron. “Porque esa es una de las reglas del cine, tú alquilas un espacio pero debes devolverlo como lo encontraste”.
El docente Francisco Natera resalta que la situación que vivió Rojas ayuda a su formación, debido a que los jóvenes, para cumplir con las expectativas de la materia, deben buscar un espacio sin nada y transformarlo.
Sin embargo, reconoce que “la escuela tiene problemas y deficiencia en cuanto a equipos y a estructuras físicas, por ejemplo tenemos aulas y espacios desde hace un tiempo que se están construyendo con la intención de mejorar esa realidad, pero el proceso ha sido muy lento, quizás por lo burocrático o por falta de recursos”.
Juan Carlos Lina Rosario cursa desde 2012 la carrera de cine y entiende, que la escuela de la UASD cuenta con excelentes profesores, con un alto conocimiento en el área, los cuales imparten docencia a pesar de las huelgas constantes de la universidad.
Sin embargo, sostiene que los estudiantes viven una situación incómoda. “La escuela está en una condición de reestructuración, pero tenemos que hacer miles de llamados para que se nos ponga atención en la reconstrucción de nuestras aulas”, explica.
Lina Rosario lamenta que la escuela opere en una condición tan precaria, sin laboratorios, en un país que cuenta con una ley para apoyar el cine y que incita al crecimiento de la industria.
Leiby Terrero, es uno de los estudiantes más nuevos en la carrera, viene de Barahona y tiene dos años en la UASD. Empezó con el teatro, pero quiso quedarse en el mundo del cine.
“Elegí esta carrera porque el teatro como industria no tiene sustento en este país, caso diferente al cine que desde la promulgación de la ley ha cambiado el panorama para todo aquel que quiera vivir de esto”.
Con relación a los equipos audiovisuales con que debe contar una universidad para impartir clases de cinematografía, Terrero sostiene que “aquí no he visto una buena cámara cinematográfica, yo solo veo a los estudiantes con su cámara, cada quien que puede trata de tenerla y al que no puede le cuesta más hacer sus prácticas y familiarizarse”.
Nicole de los Santos, también con dos años en la carrera, considera que la Escuela de Cine de la UASD tiene lo necesario para preparar a sus estudiantes para la industria, aunque existe una realidad que todos conocen, la falta de equipos para trabajar.
“La universidad no te provee equipos audiovisuales, pero no ha sido una barrera para nosotros, porque nos la hemos arreglado y buscamos los equipos que necesitamos, esto es algo que no nos ha frenado”, dice.
Origen de la escuela de cine
La escuela comenzó como una cátedra de cinematografía optativa en 1979 y luego cuando se constituyó la rectoría de Roberto Santana Sánchez los estudios del cine se elevaron a Licenciatura.
Julio (July) Melo explica que en 2005 la carrera contaba con 22 estudiantes, mientras que en 2014 ascendió a 75, de los cuales 49 eran de Cine, 17 de Televisión y 9 de Fotografía. “Las cosas cambiaron para 2014 porque ya existía una infraestructura de cine creada en el país, en parte gracias a la Ley de Cine, promulgada en 2010, la cual generó un proceso de producción muy activo que dinamizó la economía cinematográfica”, sostiene.
Melo considera que la legislación abrió las puertas y las posibilidades a muchos jóvenes que vieron en el cine una oportunidad y una forma segura de insertarse en la industria.