El reciclaje inclusivo, la economía circular, el rol de los recicladores latinoamericanos, la tecnología cívica y el cambio climático fueron algunos de los temas abordados durante la “Cumbre Regional sobre Sistemas de Reciclaje Inclusivo en América Latina y el Caribe”, realizada en Bogotá.
El evento, que se desarrolló el 13 y 14 de marzo y reunió a más de 500 especialistas, periodistas y funcionarios de 23 países de todo el continente, contó con el apoyo de Coca Cola. La actividad busca establecer alianzas para que recicladores de base, empresas, gobiernos y organismos internacionales avancen con mayor inclusión, rapidez e impacto positivo en la gestión de residuos.
Willer Guevara Hurtado, viceministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, resaltó la importancia que tiene para su gobierno el reciclar. “Colombia tienen un 17% de reciclaje y la meta es incrementar a un 20% en 2020. En ese contexto, el papel de los recicladores es fundamental para desarrollar esa tarea; el porcentaje actual que tenemos es gracias a ellos y en su labor, sin embargo, hay otros puntos que tenemos que trabajar”, sostuvo.
Guevara Hurtado señaló que en 2016 en Colombia empezaron a cambiar la gestión de desechos sólidos. “Antes veníamos con una estrategia lineal, consume-disponga y todo va directamente al relleno, y eso supone una tarea muy ardua en el reciclaje. Ahora estamos enfocados en el tema de economía circular que implica que los residuos que se generen tienen que entrar en un ciclo de aprovechamiento cada vez mayor y evitar el uso de los rellenos sanitarios y el impacto que producen en el medio ambiente”, explicó.
La economía circular trata de conseguir que no se usen nuevos recursos aplicando eficientemente el circuito de materia prima, producción, consumo, desecho y reciclaje. Se rige por tres principios: preservar y controlar el capital natural, optimizar el rendimiento de los recursos y estimular la efectividad sistémica.
En ese sentido, Ricardo Valencia, director estratégico de la Iniciativa Regional para el Reciclaje Inclusivo (IRR), destacó que la economía circular necesita de la ciudadanía con patrones de consumo responsable y exigiéndoles a sus políticos y a sus empresas conductas más alineadas a la sostenibilidad.
“En América Latina llegamos muy tarde a la gestión sostenible de recursos sólidos. Nuestro propósito no puede ser solo limpiar las ciudades, sino convertir la basura en un insumo con valor para la economía y un activo para la sociedad”, señaló Valencia.
Consideró que este trabajo en Latinoamérica se debe realizar con los recicladores de oficio (buzos, en República Dominicana), que son la principal fuente de material reciclable para la industria transformadora y los reconoce como los héroes urbanos que se han encargado de cuidar el planeta.
Ángela Zuluaga, vicepresidenta de comunicaciones de Coca-Cola en Latinoamérica, resaltó que la participación de esa entidad en la cumbre busca formalizar el reciclaje inclusivo en todos los países de América Latina y el Caribe, contribuir desde la perspectiva socioeconómica a los recicladores de cada uno de los mercados y apoyar a los gobiernos a generar políticas públicas que sean incluyentes y que permitan generar modelos económicos sostenibles.
De acuerdo al estudio “Avances y Desafíos para el Reciclaje Inclusivo”, realizado por The Economist Intelligence Unit, con el apoyo con del IRR, fortalecer el reciclaje inclusivo es un paso clave en la transformación de las ciudades.
Estima que las diferentes estrategias de transformación a la economía circular pueden obtener beneficios netos como incrementos del PIB de entre un 0.8% y un 7%, crecimiento en empleos en un 0.2% y un 3% y reducciones en las emisiones de carbono de entre un 85% y un 70%.
Recicladores en América Latina
Nohra Padilla, representante de la Red Latinoamericana de Recicladores (Red Lacre), explica que el modelo que utilizan los recicladores en Colombia es un esquema de organización de recicladores de acopio en sectores vulnerables. Señala que en estos recolectores de desechos recae todo el peso de la gestión de recuperación de residuos y sistemas de aprovechamiento.
Los beneficios económicos, sociales y ambientales que se les brindan a los recicladores de base, los cuales proveen servicios necesarios para los ciudadanos, las empresas y los municipios, no son adecuadamente recompensados, según el estudio Avances y Desafíos para el Reciclaje Inclusivo.
Según UN-Habitat (2010), en ciudades en desarrollo los recicladores informales separan entre el 15% y el 20% de los materiales reciclables, lo que reduce el volumen (y el costo) de los residuos que tendrían que ser recolectados y transportados hacia lugares de disposición final.
El estudio señala que el reciclaje inclusivo se ve frecuentemente bloqueado por consecuencias no previstas de normativas en el transporte y comercio de desechos, factores sociales que impiden que las empresas aprovechen las oportunidades de negocio en la economía circular y fallas de mercado (asimetrías de información).
Plantea que el sector público puede maximizar el crecimiento de la economía circular con reglas e incentivos orientados a aprovechar la creatividad y eficacia del sector privado, y así generar valor tanto para las empresas como para la sociedad.