[dropcap]L[/dropcap]a roya del café tiene a los caficultores en ascuas en República Dominicana. La historia reciente no registra una crisis tan grave como la que atraviesa este importante sector de nuestra economía. Esta enfermedad, que todo indica que su dispersión está relacionada al mal manejo de la supervisión y descuido de los productores, ha convertido a nuestro país en un importador neto de este grano aromático.
Los productores necesitan RD$2,500 millones para salvar a este sector. Estos recursos, si no ponemos sobre la balanza, no sólo serían para salvar a más de 35,000 dominicanos que dependen directamente de este cultivo, sino también para darle vida a las montañas que nos dan el agua que consumimos los dominicanos, pero que también se convierten en barreras naturales contra los fenómenos naturales.
Las autoridades, que sabemos han mantenido una comunicación constante con los productores de café, están en la obligación de agilizar cualquier proyecto que busque agilizar la rehabilitación de campos cafeteros.
Y si hay algo que estos recursos ayudaría frenar, y sabemos que las autoridades están conscientes de ello, es la migración de campesinos que tanto bien hacen al país si se quedan produciendo en sus campos, en sus predios, cerca de su gente.
El presidente de la Confederación Dominicana de Café (Concafed), Ricardo Lespín de la Cruz, hace una advertencia que deberíamos tomar muy en serio. No se trata de asegurar que cada dominicano tenga sobre su mesa, cada mañana, una taza de café caliente; de lo que estamos hablando es del bienestar de miles de ciudadanos que no sabrían qué hacer si pierden su modo de subsistencia.
Estamos seguros que el gobierno no quiere ver engordar nuestros cordones y bolsones de miserias en las principales ciudades, y sus efectos en la demanda de servicios, en algunos casos llevando a nuestros jóvenes a ser presas de la delincuencia.
Si las autoridades “le entran con ganas” a este problema estarían resolviendo muchas cosas al mismo tiempo y evitando otras que podrían ser más graves. Nuestra propuesta busca que se destinen estos recursos hacia la rehabilitación de nuestros predios cafetaleros para evitar males mayores.