Santo Domingo.- Cada hora el Estado pierde US$8,333.3 como consecuencia del déficit que afecta a las empresas distribuidoras de electricidad (Edes), lo que equivalen a US$2.0 millones cada 24 horas y US$1,300 millones al año. Esta ha sido la realidad de los últimos años con niveles de pérdidas estimados en 33%.
Con estos datos coinciden expertos que participaron en el V Foro Anual de la Asociación Dominicana de la Industria Eléctrica (ADIE), quienes consideren vital hallar una solución al problema del flujo de caja que afecta a las distribuidoras.
Para los expertos en la industria eléctrica, la difícil situación que afecta el sistema no va de acuerdo con la Estrategia Nacional de Desarrollo. Reconocen que las mejoras experimentadas en el sistema aún no son suficientes para lograr lo que el país requiere.
Para el presidente de ADIE, Marcos Cochón, de nada servirá trabajar para tener una mejor matriz de generación, mejores redes de transmisión y mejores regulaciones y planes vinculados con subsidio y tarifa, por ejemplo, si las pérdidas de distribución se mantienen por encima, “en nuestro caso muy por encima”, de los niveles internacionalmente aceptables para que un sistema funcione de manera exitosa.
Jesús Bolinaga, gerente del Consorcio Energético Punta Cana Macao (CEPM), consideró que no importa el país, la cantidad de clientes de una empresa distribuidora ni el precio promedio de venta de energía, las pérdidas se pueden controlar. Un ejemplo de esto es su propia empresa, generadora y distribuidora de electricidad, cuyas pérdidas son de sólo 5.74% a pesar de tener precios más altos que los de las distribuidoras estatales, ya que la energía que venden no es subsidiada.
Las declaraciones de Bolinaga son a propósito de que recientemente CEPM se coronó como la primera empresa dominicana en recibir un reconocimiento de la Encuesta Anual de Excelencia en el Servicio al Cliente de la Comisión de Integración Energética Regional (CIER). La empresa ganó el segundo lugar en relación calidad-precio en clientes residenciales, ya que estos prefieren tener un buen servicio y pagarlo, con lo que queda desfasado el mito de que los dominicanos no pagan la energía porque es cara.
El consultor internacional José Inostroza Lara, quien ha trabajado en planes de reducción de pérdidas en países como Colombia, Chile, Argentina, Brasil y Perú, indicó que una característica común en todos esos países donde se redujeron las pérdidas fue la inversión. En Colombia, por ejemplo, se invirtieron US$116 millones en las redes vulnerables y la colocación de medidores protegidos con lo que se logró reducir las pérdidas de 23.61% a 10.45% en solo tres años.
Inostroza identificó la presencia estatal en el sector eléctrico como uno de los escollos principales que tuvieron esos países para la reducción de pérdidas en la década de los noventa en América Latina, ya que esto produjo señales negativas, especialmente en el modelo tarifario con la implementación de subsidios que fomentaban el uso irracional de la energía.
Los exponentes coincidieron en que la tarifa eléctrica debe reconocer los costos de producción y de entrega de energía para que los clientes puedan ver una señal de precios y hacer esfuerzos por ahorrar.
De su lado, el asesor energético George Reinoso hizo un ejercicio mediante el cual proyectó los resultados a futuro de la compra y venta de energía si se comienzan a reducir gradualmente las pérdidas desde ahora hasta llegar al 12% en 2019.
Manteniendo las pérdidas actuales, al final del período la demanda crecería a 14,689 gigavatios/hora, mientras que controlando las pérdidas, la demandada bajaría a 12,681 gigavatios/hora, lo que equivaldría a evitar la producción de una planta de 330 megavtios en 2019. “Con esto se reduciría la compra a los generadores, la facturación crecería a un ritmo promedio de 5.7% anual en vez de a 3.5%; se podrían incorporar los clientes desconectados del sistema y se eliminaría el racionamiento”, observa el experto.
Vista la necesidad de mejorar el sistema de distribución de electricidad, el consultor privado Héctor Guilliani Cury, exfuncionario del Banco Central y la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), propuso una capitalización popular que consiste en privatizar las empresas distribuidoras traspasando su propiedad patrimonial a todos los sectores de la población mediante la venta de acciones de estas compañías usando mecanismos que permitan una participación amplia que impida la concentración de las acciones en pocas manos.
Según lo expuesto por Cury, ningún dominicano invertiría en una compañía que solo cobra el 64% de la energía que sirve y cuyos números siempre están en rojo, ni tampoco en una empresa controlada por el gobierno, por lo que previo al traspaso patrimonial es necesario reestructurar la administración para que exista una gestión profesional y despolitizada de las Edes.
“Para este fin procedería conformar una junta de directores para regir todas las compañías distribuidoras compuesta por reconocidas figuras públicas nacionales e internacionales reclutadas mediante concurso”, explicó Cury.
A su entender, los beneficios de este modelo serían, primero, un mercado dinámico de acciones en República Dominicana y, segundo, que la rehabilitación de redes no necesitaría endeudamiento pues para esto se utilizarían los recursos generados por la capitalización y, finalmente, el costo de endeudamiento sería cero.
Otra propuesta presentada por Jesús Bolinaga, quien además es presidente de la Asociación Dominicana de Sistemas Eléctricos Aislados, fue que el Estado abra concursos para empresas de comprobada experiencia y les entregue zonas de gestión, no a modo de concesión, sino de administración. Estas empresas vendrían con su capital e invertirían en las redes.
El modelo de recuperación bajo este sistema, según las proyecciones expuestas por Bolinaga, sería energía 24/7 en toda la zona después de cuatro años, el gobierno recibiría beneficios a partir del quinto año y las tarifas reflejarían el costo real de la energía manteniendo el Bonoluz focalizado.
Los panelistas, a manera de conclusión, indicaron que para tener un sistema eléctrico estable y de buena calidad se necesita reducir las pérdidas a los niveles promedio de la región (12%), reconocer en la tarifa los costos reales de la energía, buscar alternativas para bajar el costo de producción de la electricidad y hacer las mejoras en las empresas de distribución.
Los expertos estiman que al cabo de cuatro años se proyectan resultados positivos de aproximadamente US$8.0 millones.