La entrevista que concedió el presidente Danilo Medina a la comunicadora Jatnna Tavárez ha sido analizada, criticada y elogiada por diversos hacedores de opinión pública en exposiciones orales y escritas por diversos medios.
Algunos argumentan que fue previamente bien planificada por los estrategas de comunicación del Gobierno para que el Presidente tuviera la oportunidad de exponer sus logros de una forma cómoda.
Pero eso no parece ser del todo cierto. En efecto, no hay dudas de que entre todos los periodistas que han solicitado entrevistas al presidente Medina, el hecho de complacer primero a doña Jatnna sí fue planificado, pues se trata de una comunicadora agradable, simpática, de buen trato, que no cuestiona ni critica al Gobierno, que no domina directamente temas de economía y de política y que está acostumbrada a hacer entrevistas “rosa”.
De esa forma el mandatario pudo exponer libremente sus opiniones sin acogerse de manera estricta a las preguntas y sin recibir de manera directa preguntas que no le agradaran.
Pero el desarrollo en sí mismo de la entrevista no parece haber sido planificado. No se ve una “producción” propagandística en esa entrevista. Por el contrario, el Presidente no se ve tan cómodo. Era frecuente que se apretara una mano con la otra como si se sintiera tenso, pocas veces sonrió, y se le ve varias veces temblar uno de sus pies con su pierna hacia arriba y hacia abajo, como si estuviera nervioso y se le reflejara en ese movimiento aparentemente involuntario.
No tengo la intención de enfocarme en lo que dijo el presidente Medina, pues dijo lo que debía decir, en el sentido de que destacó los logros de su gestión de seis años recién cumplidos en las áreas de educación, transporte, salud, construcción, asistencia social, reformas legales, inversiones, estabilidad y crecimiento económico, entre otras.
Tampoco sorprende que obviara referirse a temas en los cuales su gestión no ha sido exitosa como la seguridad ciudadana y algunos casos específicos de corrupción gubernamental y aparente impunidad desde el poder.
En lo que me quiero enfocar es en que el presidente Medina asumió una forma de responder a las preguntas y de expresar sus opiniones que por un lado demuestra la poca o nula intervención de sus asesores de comunicación e imagen, y por otro lado refleja en gran medida la forma en que dirige el Estado.
Se trata de las respuestas y expresiones en “primera persona del singular”. El presidente Medina en todo momento habló de que “yo he hecho”, “yo estoy haciendo”, “yo voy a hacer”, “mi gestión”, “mi trabajo”. Nunca habló de “nosotros haremos”, “nuestro equipo de trabajo”, “los hombres y mujeres que me acompañan”, “nuestra gestión”, o “nuestros compañeros de partido”.
Estoy seguro de que si la entrevista se hubiera planificado y producido como dicen algunos críticos, sus estrategas y asesores de comunicación habrían evitado que el mandatario se notara tan “yoísta” y lo habrían hecho expresarse de una manera más “plural”, para vender una imagen de equipo y no de autoridad individual.
El Presidente aparentó como que gobierna solo, que todo lo que se ha hecho o está por hacerse en su gobierno es fruto de sus acciones particulares y no de un equipo de hombres y mujeres que le colaboran.
El Presidente no mencionó o casi no lo hizo, a su partido, a sus compañeros, a la gente que ha estado a su lado en las buenas y malas y que hizo posible su ascenso al Gobierno.
Mencionó más a Joaquín Balaguer (PRSC) que a su líder Juan Bosch (PLD). Las pocas veces que hizo referencia a iniciativas de otros gobernantes a las cuales él ha dado seguimiento fue para al final señalar que “esas obras ahora son mías”, como si se tratara de acciones unipersonales y no de un gobierno de equipo, de conjunto.
En cuanto a la forma en que lo hacen ver esas respuestas en primera persona no hay que decir mucho. La gente generalmente lo nota.
En mi caso, de manera humilde, me permito darle una asesoría gratuita al presidente Medina invitándole a no repetir el error de expresarse tanto en primera persona en exposiciones futuras.