El año 2015, que recién se inicia, apunta a ser positivo para la República Dominicana, toda vez que aliviará las finanzas del Estado y también podría traducirse en una mejora del poder adquisitivo de la gente.
Sin embargo, las perspectivas de mejoría no guardan relación alguna con acciones del Gobierno o de los actores económicos privados del país.
Esa perspectiva de mejora está influida por factores estrictamente externos y coyunturales como la reducción significativa en los precios internacionales del petróleo y la mejora de la economía de Estados Unidos, principal destino de las exportaciones nacionales y el mayor emisor de turistas hacia la República Dominicana.
La baja en el petróleo ha de reducir la cantidad de dólares necesarios para las importaciones de combustibles, así como de bienes terminados y de materias primas de las empresas, lo que se traduce en menos costos operativos, más ganancias y baja en el déficit de la balanza de pagos del país.
La reducción de costos de materias primas se combina con la mejora en la economía de Estados Unidos y su consecuente aumento de demanda interna, que podría ser suplida con un aumento de las exportaciones dominicanas hacia esa nación.
Como se necesitan manos dólares para comprar combustibles, la tasa de cambio del dólar estará menos presionada y por tanto no se prevén altos niveles de devaluación.
El Gobierno se ahorrará dinero por medio de la reducción en más de un 30% de los costos de generación eléctrica, lo cual baja el monto del subsidio para ese sector; además, se ahorra recursos para el pago de la deuda externa, porque si el dólar se mantiene por debajo de lo estimado, habrá un margen de ahorro en la cantidad de pesos necesarios para el canje de esos recursos.
El ahorro en varios renglones por la reducción de costos de los combustibles compensará con creces lo que el Gobierno dejará de percibir por el financiamiento de PetroCaribe y por la baja relativa de las recaudaciones del impuesto Advaloren de los hidrocarburos.
Los consumidores también deberían sentir esa mejoría, debido a que la reducción de costos de producción de las empresas debe traducirse en una baja en los precios de los bienes de consumo local, tal como ha estado ocurriendo con los precios de los combustibles.
Pero no es momento para descuidarse. El hecho de que la perspectiva de mejora económica sea por factores coyunturales externos y no por medidas objetivas en el ámbito local, hacen que en cualquier momento esa bonanza se revierta.
Además, no todo es color de rosas. En materia turística, por ejemplo, hay algunos factores amenazantes como la crisis que afecta a Rusia, el tercer principal emisor de turistas hacia el país desde Europa, solo superado por Francia y Alemania. La llegada de turistas desde Rusia podría reducirse este año, a causa de las dificultades económicas de esa nación.
También está el caso de Estados Unidos, desde donde proviene el 40% de los visitantes que recibe el país cada año. El hecho de que esa nación decidiera abrir relaciones diplomáticas con Cuba luego de más de 50 años de embargo, hará que muchos norteamericanos decidan visitar esa nación en posible detrimento de República Dominicana.
Todos estos factores no son totalmente determinantes, pero dan una idea de cómo podría andar este año en materia económica y es lógico que si se aprovechan los factores positivos y se toman en cuenta las posibles amenazas, el Gobierno tiene una oportunidad brillante para replantearse algunos planes y sentar las bases preventivas para sacar beneficio de esta situación. Es momento de actuar, no de dormirse.