La composición del parque vehicular de la República Dominicana muestra un caso retador como país en términos de establecer si esa estructura es eficiente y si contribuye con una sociedad ambientalmente amigable.
Las cifras recogidas en el Boletín Estadístico Parque Vehicular 2019 de la Dirección General de Impuestos Internos, publicado en mayo pasado con datos del 2018, son para alarmarse debido a que solo de un año a otro (2018 vs 2017) se registraron 253 mil 546 vehículos que ase adicionaron al Parque Vehicular dominicano para alcanzar la astronómica cifra de 4 millones 350 mil 884 unidades, al 31 de diciembre de 2018. El Boletín también recoge la composición del parque vehicular por clase de vehículo, origen, marca, color, año de fabricación, así como por género y edad de los propietarios, pero además contiene la data de las recaudaciones obtenidas por concepto de impuestos de vehículos de motor.
Pero mucho más revelador aun es el hecho de que dos provincias (Santo Domingo y Santiago) y el Distrito Nacional tiene el 53.9% de ese parque registrado en su zona, repartido de la siguiente manea 31.4% en el Distrito Nacional, 14.9% en la Provincia de Santo Domingo, y 7.6% en Santiago.
Una concentración en las zonas precisamente más pobladas, lo cual tiene su lógica en función de la mayor proporción de población. Según datos del Censo Nacional de Población y Vivienda del 2010 que registró una población de 9.4 millones de habitantes, la Provincia de Santo tiene 2 millones 374 mil 370 habitantes, el Distrito Nacional 965 mil 40 habitantes y Santiago tiene una población de 963 mil 422 habitantes.
En función de estos datos, precisamente las tres más pobladas son las de mayor número de vehículos registrados, aunque abrumadoramente el Distrito Nacional, con menos población, duplica a Santo Domingo y es cuatro veces más que Santiago. Obviamente esto explica las grandes dificultades que se viven en la zona metropolitana del Distrito Nacional en términos de disponibilidad de parqueos, congestionamiento de las vías, prácticamente a todas horas, lo cual lo hace ser muy deficiente en términos de los beneficios que pueda tener para el propio ciudadano, porque implica mayor inversión de tiempo y de consumo de combustibles.
Pero si se analiza la composición de ese parque según los datos aportados por el Boletín Estadístico Parque Vehicular 2019, el 55.1% son motocicletas, el 20.9% corresponde a automóviles, el 10.3% son jeeps y el 13.6% restante corresponde a vehículos de carga, autobuses, entre otros. Aquí un dato clave es que la cantidad de motocicletas que circulan por nuestras vías terrestres supera de manera impresionante a los demás medios de transporte y uno se pregunta si esta composición es eficiente para el país y se contribuye con el crecimiento económico de la nación o el desarrollo nacional.
Buscando establecer una comparación con países similares a la República Dominicana, encontramos que sobrepasamos por mucho en el caso de Centroamérica, en cuanto a la relación de cantidad de motocicletas como proporción total del parque vehicular.
Según reportes estadísticos publicados en el portal CentralAmericaData.com al primer trimestre del 2019, el 43% de vehículos que circulaban en la región de Centroamérica eran tipo automóvil, 29% motocicletas, 17% unidades de carga liviana, 7% de carga pesada y 3% eran autobuses. Esto significa que República Dominicana tiene una cantidad de motocicletas que es 26 punto porcentuales mayor que la región completa de Centroamérica.
¿Puede esta composición poner más presión al impacto ambiental? ¿Es sostenible para el país? Son preguntas que ameritan una ponderada reflexión como país para entender si esta composición del parque vehicular se corresponde con nuestra capacidad de desarrollo.