Los caballos que halan de las carretas en el Mercado Nuevo de la Avenida Duarte, utilizados para la venta de productos alimenticios, pasaron a la historia. Se nota la ausencia de los desechos malolientes de estos animales y su mala apariencia física.
La Ley 248-12 de Protección Animal y Tenencia Responsable, que prohíbe el uso de animales para el arrastre de carretas u otros vehículos empleados en la venta de productos comestibles, es sin duda una gran conquista de la sociedad dominicana, pues ofrece amparo a seres vivientes víctimas de la crueldad humana.
Sin embargo, comerciantes y sectores sociales cuestionan que esta ley no contemple soluciones para más de 1,500 familias que dependen de los caballos carreteros, lo que hace dudar sobre la permanencia de esta medida de las autoridades.
Amparados en la Ley 248-12, sobre Protección Animal y Tenencia Responsable, la Procuraduría General de la República se dedicó a incautarse los animales.
Por otro lado, la Resolución 137-05, del Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN), establece que deben ser retirados de las vías públicas los animales que representen un peligro para el saneamiento ambiental y urbano.
Hilario García Abreu, quien era jefe de los “caballitos”, como ellos le llamaban, indicó que la doctora Marilyn Lois, directora de la Unidad de Protección Animal del Ministerio Público, se dirigió al mercado, recogió los caballos con todo y la mercancía de venta y se los llevó al parque Mirador Norte.
De su lado, Lois informó que se han incautado 138 caballos y los que tenían estos animales lo usaban para alquilarlos. Destacó que estos caballos fueron llevados al Cuartel Policial de la avenida Cayetano Germosén y ahí se procedió a darles asistencia médica debido a las malas condiciones en que se encontraban. “Ahí tengo un empleado de la Procuraduría que le pone la comida y el agua, y los veterinarios van y lo curan”, precisó Lois.
Ministerio Público
La representante del Ministerio Público explicó que después que los caballos están mejorados se entregan en adopción a propietarios de fincas para uso familiar. Expresa que hay un contrato que dice que no se pueden vender ni alquilar. A pesar de que muchos han muerto por las condiciones en las que los recogió.
García Abreu tiene una lectura negativa de la situación. Sostiene que estos carretilleros están sin empleos, algunos en triciclos y otros, según sostuvo, delinquiendo por su condición de ser analfabetos y no conseguir empleo en ningún lugar.
A su entender, el Ayuntamiento no le buscó soluciones ni alternativas y alega que 500 padres de familia se mantenían de esa forma. “Yo tengo siete hijos que sobrevivían de mi trabajo”, dijo.
García Abreu explicó que tenía 35 caballos operando, y que los carretilleros formaban un grupo de 20 propietarios de caballos.
El comerciante Jaime Taveras informó que hace alrededor de ocho meses los caballos que tiran las carretas con alimentos para la venta desaparecieron del Mercado Nuevo.
Comerciantes expresaron que los “caballitos” les favorecen porque cuando ellos tenían mercancía de segunda se la pasaban a los carretilleros, quienes la vendían en las calles a un precio menor. Ahora, dicen, no tienen cómo salir de los artículos de segunda o tercera calidad, por lo que experimentan pérdidas.
Francisco Olivo, quien tiene un puesto de verduras y vegetales, expresó que defiende la protección a los animales y que además estos caballos afectan las vías de acceso del mercado, por lo que deberían buscar otras alternativas a estos trabajadores.
Gestión Ambiental
José Miguel Martínez, secretario de Gestión Ambiental del ADN, informó a elDinero que se emitió una ley y que es bueno que se haya cumplido. La legislación prohíbe la tracción animal en la zona urbana.
El funcionario explica que el uso de los caballos no va a desaparecer. Dice que hay coches en las zonas turísticas, pero el caballo tiene que estar en salud, porque este animal es de carga y de tracción, pero que se ha domesticado para darle ese uso. “Así se ve en los trabajos de caña, agricultura y el arado”, apunta.
Sin embargo, destaca que en la zona urbana la estampa que se ve es el caballo famélico sin descanso, sin alimentación, haciendo necesidades fisiológicas en la vía pública, generando problemas de salud, por lo que entiende que era necesario corregirlos, es así como surgen la ley y la resolución. “Pero la realidad es que la tracción animal ha existido y existirá siempre”, enfatizó Martínez.
El funcionario entiende que se pudo haber privilegiado el servicio. “Se pudo hacer dándoles condiciones al caballo, el tipo de carreta, el tipo de animal y su condición”, dijo. El secretario de Gestión Ambiental del ADN está de acuerdo con que no desaparezca la utilización del caballo como medio de transporte, pero sería necesario establecer controles de identificación, obligando al propietario a mantenerlos en salud.
A su entender, lo que pasó es que lamentablemente el sistema degeneró; la persona que tenía el animal no era el propietario del caballo ni de la carreta, sino que lo alquilaban y en vista de que no era el dueño no prestaba ninguna atención a su compañero de trabajo.