Africano, político, presidente, dictador militar. Idi Amin Dada (1925-2003) encarnó en vida el personaje que cualquier actor serio y profesionalmente ambicioso quisiera interpretar en su carrera. Personalidad y pasado presidencial que enriquecen el prontuario cinematográfico del elegido, como luego sucedió con Forest Whitaker.
Con apenas ocho años en el poder, al que ascendió tras derrocar a Milton Obote, el sátrapa ugandés tuvo tiempo suficiente para asesinar gente en grandes cantidades, se le atribuyen más de 300,000, cometer actos atroces que marcarían su paso como presidente por Uganda antes de que fuera derrocado por un golpe de estado en enero de 1971. Atrás dejó una personalidad de esas que tanto fascinan al cine.
Rasgos que sin duda interesaron al realizador Kevin MacDonald, un hombre curtido en el documental, que fichó a Whitaker para interpretar este personaje con una magistral credibilidad y contundencia como para premiarle en el 2007, primero con el Globo de Oro y luego con un Oscar al Mejor Actor.
Un trabajo sustentado, de esos que solo se consiguen metiéndose en la piel del otro: engordando más de 40 libras para acercarse a la figura del dictador, estudiando su vida y consumiendo en la televisión horas y días de material real.
En El último rey de Escocia, la mirada de MacDonald se produce a través del médico que interpreta James McAvoy, un británico que se afincó en Uganda seducido por la personalidad del dictador, de quien se convirtió en su doctor personal, pero que terminó huyendo del país cuando se vio cerca de la muerte.
Ungido por el imperio británico que santificó su carrera, Idi Amin se ofuscó con sembrar el terror, pelearse con sus aliados y aniquilar a quienes se opusieron al régimen.
En buena medida esa es la historia que retrata en la película el realizador de documentales biográficos como Marley, un trabajo sobre el cantante jamaiquino que estrenó en abril del 2012.
Como todo régimen apoyado en el poder militar y en la represión unilateral -en perjuicio de los más pobres e incluso de buena parte del sector empresarial- en Uganda se manifestó la Guerra Económica, un proceso que inició en agosto del 1972 en el contexto de “reformas” financieras impulsadas en este país por Idi Amin Dada. El fin de esta Guerra Económica no tenía más horizonte que permitirle al dictador alzarse tanto con el poder político como el financiero.
Por el otro lado, entre los hechos sanguinarios del régimen, la pobreza imperante en Uganda y el fanatismo –y odio– que provocan estos personajes históricos, el director potencializa el drama que imperó en esos años, el trabajo superbo del protagonista de películas como Bird y El juego de lágrimas, redondean este biopic coproducido entre el Reino Unido y Alemania.
Los guionistas, apegados a una novela sustentada en testimonios de colaboradores cercanos al dictador Idi Amín durante su reinado, consiguieron plasmar con puntualidad los momentos trascendentales del período, las vicisitudes del médico interpretado por McAvoy y la realidad hasta entonces insospechada de quien fuera tristemente recordado como El último rey de Escocia.
Kevin MacDonald
Nació en Glasgow (Escocia) el 28 de octubre de 1967. Su sangre sobre el cine la heredó de su abuelo el director de cine Emeric Pressburger.
En 1991 actuó en la película Zandalee dirigida por Sam Pillsbury. Como director se estrenó con una biografía de su abuelo titulada The life and death of a screenwriter, que más tarde se convertiría en el documental Making of an Englishman (1995).
FICHA TÉCNICA
Director: Kevin MacDonald.
Intérpretes: James McAvoy, Forest Whitaker, Gillian Anderson.
Guión: Peter Morgan y Jeremy Brock, sobre la novela homónima de Giles Foden.
Año: 2006.
Duración: 121 minutos.