[dropcap]E[/dropcap]n el inicio de este año las autoridades del Banco Central notaron un incremento acelerado e injustificado de la tasa de cambio y decidieron tomar medidas drásticas: aumento de dos puntos porcentuales del encaje legal e inyección de dólares a la economía para recuperar el valor de la moneda nacional y evitar una alta devaluación.
La reacción de la banca comercial no se hizo esperar: dispusieron aumentos, parece que desproporcionados, de las tasas de interés, con lo que se incrementó el costo del dinero y se desaceleró un poco la economía.
De otro lado, el efecto del constreñimiento del Banco Central al sacar de circulación cerca de RD$20,000 millones con el incremento del encaje legal, dio resultado, pues la moneda nacional recuperó parte del valor perdido y se estabilizó la tasa de cambio en un promedio que oscila entre RD$44.75 y RD$44.85 por dólar.
Pero los incrementos en las tasas de interés no parecieron agradar a la población que de inmediato expresó sus quejas por las alzas en las cuotas que pagan de créditos diversos (consumo, hipotecarios, comerciales…).
Entonces, como forma de revertir el incremento en las tasas de interés, especialmente en el sector inmobiliario, y con el objetivo de contribuir con la política del Gobierno de incentivar la construcción y adquisición de viviendas “económicas”, de esas que no exceden los RD$2.5 millones, la Junta Monetaria del Banco Central decidió liberar RD$10,000 millones del fondo del encaje legal, para promover la construcción de viviendas con créditos a los constructores a una tasa blanda de 6% anual, así como la adquisición con préstamos a los compradores con una tasa también flexible de 8% anual.
La liberación de dinero del encaje legal no implica una reducción del porcentaje de reserva que se establece por ese concepto, sino el uso de esos fondos con la presentación previa de los contratos que comprueben que serán destinados a financiar construcción y adquisición de viviendas, pero además, con el compromiso de los bancos comerciales y de las asociaciones de ahorros y préstamos de depositar en el Banco Central certificados de inversión por el valor de los recursos que están siendo liberados, lo que indica que el monto del encaje legal sigue técnicamente igual.
El encaje legal es un porcentaje de los depósitos que reciben los bancos que debe ser guardado como reserva en el Banco Central. En este momento es de poco más de 14% para los bancos de servicios múltiples y de algo más de 10% para las asociaciones de ahorros y préstamos y los bancos de ahorro y crédito.
Pero además de liberar dinero del encaje legal, el Banco Central ha decidido reducir la tasa de interés de referencia que durante casi dos años estuvo congelada en 6.25%. La rebaja dispuesta es de 50 puntos básicos, es decir, medio punto porcentual, por lo que a partir del 1 de abril será de 5.75%.
Esa rebaja en la tasa de interés de referencia de parte del Banco Central ha de impulsar una reducción en las tasas de interés de los bancos y las asociaciones, aunque no será en una proporción significativa si se toma en cuenta que la reducción dispuesta fue de apenas medio punto.
Hay que recordar que la última vez que el Banco Central movió la tasa de interés de referencia fue para aumentarle dos puntos porcentuales, cuando la subió de un solo tirón de 4.25% a 6.25%. Fue en agosto de 2013, cuando la tasa de cambio del dólar registró una escala alcista fuera de los objetivos monetarios.
Lo que llama la atención ahora es que en menos de tres meses el Banco Central ha tomado medidas de corte monetario que por un lado se tornan restrictivas y de otro lado se tornan expansivas.
De un lado recoge dinero para evitar aumento de la tasa de cambio y no bien se registran los resultados de esa medida cuando está ahora expandiendo la economía con la colocación de dinero en las calles, lo cual pudiera presionar un incremento nuevamente de la tasa de cambio.
Las señales que muestra el Banco Central van en la dirección de que durante este año estará reaccionando rápidamente hacia cualquier dirección que implique mantener controlada la inflación y moderada la tasa de cambio, aunque eso no necesariamente se refleje en los precios de la canasta básica, que siguen aumentando silenciosamente.