Hay muchas definiciones, pero una de las más aceptadas es que la economía es una ciencia social que estudia la forma de administrar los recursos disponibles, que por supuesto son limitados, para satisfacer las necesidades humanas, que casi siempre son ilimitadas. Y como define Andrés Sevilla Arias, en Economipedia, “envuelve la toma de decisiones de los individuos, las organizaciones y los Estados para asignar esos recursos escasos”. El objetivo último de la economía es mejorar las condiciones de vida de las personas y de las sociedades.
¿Tiene la economía alguna capacidad de reciclarse? Sí, por supuesto. No hablo de economía circular o algo parecido, aunque cae en el concepto. De lo que se trata es de dejar por sentado que las economías, a través de las diversas formas en que interactúan sus variables y protagonistas, están en constante proceso de reciclaje.
Si tomamos como referencia la forma en que se operan los mercados, en donde se dan interacciones entre los agentes económicos, es demostrable que hay un constante proceso de reciclaje. Se da de muchas maneras, pero aquí hay una que sucede a diario. Cuando el Gobierno y el sector privado pagan los salarios, los que reciben se convierten en consumidores, quienes a su vez dinamizan la demanda interna.
Con el dinero se hace de todo: pagar transporte, medicina, alimentos, diversión, servicios de telecomunicaciones, vestido y calzado, vivienda o cualquier otra actividad que implique una transacción. Cada vez que usted adquiere un producto o paga el teléfono está pagando impuestos, los cuales llegan al Estado a través de las diversas entidades encargadas de su recaudación.
Si usted es empleado de un supermercado, por ejemplo, cuando recibe el salario es muy probable que parte de sus ingresos los consuma en el mismo establecimiento para el cual trabaja. Con esto, además de pagar impuestos de manera indirecta, usted también se convierte en consumidor de la empresa para la cual labora. Al hacerlo, o serlo, contribuye con que la empresa mantenga sus ventas activas y, al mismo tiempo, abierta para que siga siendo una fuente de empleos formales, que al mismo tiempo le ofrece un seguro de salud y la posibilidad de aportar a su fondo de retiro.
La economía, entendida como todo este movimiento encadenado de actividades de interacción en el mercado, es decir, entre quienes ofrecen y demandan productos o servicios, se encarga, al mismo tiempo, de fijar cuál el precio. Esto se hace a través de la ley implícita de la oferta y la demanda, que dependerá de cuánto haya disponible para satisfacer la demanda de los consumidores y cuánto estén dispuestos a pagar los consumidores por los productos o servicios disponibles.
Un ejemplo cercano lo tenemos ahora en diciembre. El presidente Luis Abinader dispuso la creación del Fondo Especial de Navidad, con el cual pagará una proporción del doble sueldo a los trabajadores del sector privado suspendidos que reciben una ayuda social mediante el programa FASE 1. El fondo tendrá un monto aproximado de RD$2,300 millones y se entregará antes del 15 de diciembre a los 696,218 trabajadores que estuvieron o están suspendidos desde abril de este año, por los efectos del covid-19 sobre la economía. ¿Qué usted cree que pasará con esos recursos una vez lleguen a manos de la gente, es decir, de los consumidores? Estos recursos, sumados a los más de RD$100,000 millones que circularán por concepto de salario en diciembre, irán a parar al mercado y, nuevamente, al Estado vía los impuestos.