Ya lo ha advertido el Banco Mundial (BM): La recesión mundial y las políticas económicas relacionadas con la covid-19 han provocado un aumento de los niveles de deuda en los mercados emergentes y las economías en desarrollo (MEED). Si a eso se añade un incremento de la deuda global desde 2010, entonces que admitir que esto crea nuevos riesgos.
Un análisis que publican Peter Nagle y Naotaka Sugawara, economistas del Grupo de Análisis de las Perspectivas de Desarrollo, apéndice del BM, establece claramente las preocupaciones que hay en el mediano plazo respecto al endeudamiento global. No sólo ha aumentado la deuda pública respecto al producto interno bruto (PIB), sino que también se ha endeudado el sector privado. Desde 2010 la escalada ha sido continua.
Todo este endeudamiento, comparable con una carrera de alta velocidad, se produce en un contexto de bajas de interés, lo cual venía sucediendo desde antes de la pandemia del covid-19. La crisis sanitaria global no ha hecho más que acentuar o maximizar lo que venía sucediendo en el mercado de capitales.
Con más fe, pero con la justificación de la caída de las recaudaciones internas, los países han acudido al mercado financiero en busca de recursos frescos. En todo esto han contado con la anuencia de los organismos multilaterales de financiación que, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), prácticamente han ordenado a los países a “gastar y gastar” para recuperar sus economías. ¿Cómo hacerlo? La receta de más rápido acceso es la emisión de deuda.
República Dominicana, como la mayoría de los Estados en todo el mundo, se ha endeudado como nunca antes. De hecho, las autoridades que asumieron en agosto han tomado más de US$7,000 millones desde agosto de 2020.
Sin embargo, la deuda dominicana no sólo ha aumentado en un contexto de pandemia, aunque sí se ha acelerado más, sino que viene subiendo sin parar durante mucho tiempo. Sólo desde 2018 a septiembre de 2020, la deuda pública consolidada pasó de US$40,975.5 millones a US$51,945.3 millones, lo que equivale a poco más de US$10,969.8 millones, es decir, un 26.8% en este período. Hay que agregar a este monto los US$2,500 millones emitidos en este 2021, pero que aún no aparecen en las estadísticas oficiales.
¿De qué preocuparse en un contexto de bajas tasas, a pesar del alto endeudamiento? Para muchos, principalmente aquellos que defienden el endeudamiento sin medida, quizá no les preocupe nada. Sin embargo, sí hay algo que pudiera preocuparnos. ¿Qué pasará con los mercados financieros cuando las economías comiencen a recuperarse? ¿Se quedarán iguales los niveles de tasas de interés? ¿Cuánto pudiera encarecerse la deuda de los países una vez despierte la economía? Ahora que hay tasas de interés bajas, que los mercados tienen suficiente liquidez, es preciso tomar decisiones.
Las autoridades dominicanas, por suerte, lograron renegociar el servicio de la deuda hasta 2025, lo que resulta en un alivio para las finanzas públicas. Con esta transacción se han disminuido en aproximadamente US$427 millones las obligaciones de pago en 2021. ¿Cómo fue eso? Por primera vez en su historia, el Gobierno dominicano presentó al mercado de capitales una oferta de recompra de sus títulos con vencimiento en los años 2021, 2024 y 2025, con la finalidad de reducir considerablemente las obligaciones de servicio de deuda para esos años.
Con esta Operación de Manejo de Pasivos se canceló un monto total de US$1,260 millones que disminuye el costo de la deuda pública y aumenta el perfil de vencimiento del portafolio de deuda de bonos globales en dólares, al reemplazar esos títulos con la reapertura del bono 2032, el cual es de mayor plazo y tiene una tasa de interés significativamente menor. ¿Y qué pasará luego? La deuda pública respecto pasó de 47.9% a 66% en últimos tres años. ¿No es para preocuparse?