Se habla de una nueva reforma fiscal, esta vez integral, similar a la del año 1992 que cambió radicalmente el sistema tributario dominicano. Esta vez el reto es mayor.
Se debe incluir reglas claras relativas al mercado de productos digitales. Los países del G20 se encuentran discutiendo las posibles formas de hacer esto. En países de Suramérica ya hay legislación al respecto, solo que, en vez de gravar la renta gravan el consumo (un poco más de lo mismo).
En lo que se refiere a la tributación de productos digitales pueden servir de apoyo incondicional la aplicación rigurosa de las directrices de precios de transferencia y en especial las reglas BEPS, que luego de su implementación en el año 2012, se han dejado en segundo plano. Con esto surge el reto principal de grabar las ganancias en el país donde se originen.
Dado que estos productos digitales se cobran/pagan a través de tarjetas de crédito, sería importante acordar con las instituciones bancarias, compañías de adquirencia y plataformas de pago, la obligación de actuar como agentes de retención de esas rentas gravadas en el país pero que se fugan a exterior.
Por otro lado, resulta necesario reglamentar el mercado de valores en el cual, salvo pocas excepciones, los instrumentos financieros transados se basan en emisiones de bonos, certificados financieros y otros instrumentos de renta fija. Hace falta la emisión de acciones y para ellos hay que incentivar a las empresas familiares para que den ese gran paso.
Reconsiderar las leyes de incentivo que no cumplen con los objetivos para los cuales fueron creadas y valorar nuevas leyes que incentiven la economía, tiendan a simplificar el sistema tributario y generar tasas atractivas de impuestos para atraer al sector informal y dejar de castigar a la población que ya paga impuestos. Se trata de redistribuir la carga.
Esto último acompañado de la inclusión de temas como finanzas, tributación, educación cívica, inteligencia emocional… el currículo escolar. El trabajo más fuerte es crear conciencia en la ciudadanía de la necesidad de pagar impuestos y hacer uso eficiente de los recursos para que esta deje de ser la excusa para no pagar impuestos. “Es que el gobierno no me da nada por los impuestos que pago” dice la mayoría de los informales y algunos de los ya formalizados.
Educar a la población debe ser menos costoso que perseguirlos eternamente para lograr recaudaciones.
Si tendremos una reforma fiscal integral, entonces que sea verdaderamente integral. Siendo así, no podemos enfocarnos solo en la parte tributaria.