[dropcap]N[/dropcap]uestras calles. La frase de que quien aprende a manejar en las calles dominicanos puede hacerlo en cualquier lugar del mundo es tan cierta como que estás leyendo este artículo. Las calles dominicanos son, sin quizás, la muestra más palpable de la falta de educación de muchos de nuestros ciudadanos.
Los choferes de carros públicos y guaguas de pasajeros parecen vehículos de la muerte y las estadísticas así lo afirman. Irse en rojo en semáforo y acelerar cuando ha cambiado a amarillo es tan normal que prácticamente hasta los policías de tránsito lo pasan por alto. Aunque es una práctica criminal porque pone en peligro la vida de seres humanos inocentes, muchos dominicanos lo hacen como algo normal y admitido.
El colmo es que cuando hay choferes que le tocan la bocina a quienes están respetando el semáforo o si te detienes cuando está cambiando a amarillo. Esto lo hacen porque entienden que en amarillo hay que acelerar en vez de detenerse. Otra de las muestras de falta de educación e irrespeto por la vida es que hacen tres y cuatro carriles para doblar a la izquierda mientras otros sufren esperando que la luz verde cambie.
Los choferes de guaguas, por ejemplo, son el ejemplo más feo de la falta de educación. Lo primero es que andan como la “jon del diablo” en las calles sin importarles lo que se lleven por delante. Su único propósito es llevarse el pasajero y no permitir que la guagua que viene detrás se le pase, para lo cual también acuden a cruzarse en las calles aunque provoque “tremendo tampón” hasta tomar el pasajero.
Los guagüeros son educados al momento de recoger al pasajero, pero parecen puros animales irracionales cuando lo dejan, pues entienden que ya no son importantes. A veces echan a andar el vehículo cuando todavía el pasajero tiene un pie sobre la guagua y a veces ha habido accidentes.
Mientras esto ocurre en nuestras calles de Santo Domingo, las autoridades parecen que están ciegas. Ahora bien, cuando los policías de tránsito quieren hacer su trabajo (hay que reconocer que muchos son excelentes agentes) los quieren crucificar porque están siendo diligentes. El caso más frecuente es con los motoristas, quienes a sabiendas de que de está prohibido subirse en los elevados y andar sin cascos de protección lo hacen a diario. Muchos también se meten por los túneles aunque saben que pueden ser atropellados por vehículos que van gran velocidad. En fin, la falta de respeto, autoridad y educación se han unido para convertir en un verdadero caos nuestras calles, las calles de la Ciudad Primada de América.