El campo es el motor de la seguridad alimentaria en República Dominicana. De hecho, el país produce suficientes alimentos para suplir las necesidades de la población, generando un balance entre costos de producción y ventas.
El cese de actividades agrícolas ha provocado que los productos de primera necesidad en la canasta básica de los dominicanos aumenten sus precios generando incertidumbre entre los consumidores.
El aumento de precios más significativo se ha dado en la avicultura y otros rubros. Sin embargo, el arroz se ha mantenido estable, atribuible al Programa de Pignoración que desde hace años se ejecuta entre el sector y la banca estatal.
A pesar de que en los últimos meses las autoridades iniciaron la apertura económica, el sector agrícola no se ha estabilizado, sino que ha registrado un aumento de precios que afecta al consumidor final.
“Los costos de producción de huevos se han incrementado de manera considerable por el alza de materia prima a nivel global”, explica Manuel Escaño, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Huevos (Asohuevo). Agrega que al haber granjas vacías sin producir se disminuye la producción de huevos, lo que se traduce en un aumento en los precios para balancear el costo de producción.
“El cartón de huevo se vende a RD$160”, dijo Escaño. La venta de un cartón de huevo en los últimos meses pasó de venderse de RD$120 a RD$160, con una diferencia de aumento de RD$40. En términos porcentuales equivale a un incremento de 33.3%
Escaño hace hincapié en el rol del Estado dominicano con las granjas avícolas. Asegura que es una ‘responsabilidad’ de las autoridades suplir a las fincas de la gallina madre o reproductora para que aumente la producción de huevos.
República Dominicana cuenta con 21 empresas de gallinas madres, de las cuales tres de ellas distribuyen a pequeños y medianos productores. “Las autoridades deben importar 7,000 gallinas reproductoras adicionales a las 3,400 que cuenta el país, para que de esta forma se contribuya a balancear el precio justo para la población y rentable para el productor”, explica el presidente de Asohuevo.
El experto aclara que tener granjas cerradas genera pobreza, miseria, hambre y desempleo, incidiendo en el costo de producción. “Una vez las granjas cierran, los precios al consumidor se elevan, ya que tienen que comprar los huevos más caros”, asegura Escaño.
Arroz
Para el asesor del Ministerio de Agricultura, Manuel González, el costo de producción del arroz va a depender del grado de tecnología aplicada en la finca. “Las granjas de producción arrocera utilizan la tecnología limpia, rinde, calidad (LRC), que le da impulso a la productividad”, explicó.
La tecnología LRC es aquella que controla la maleza, permite un alto rendimiento y mejora el cultivo de arroz. Al destacar las ventajas de la tecnología LRC en la pignoración, el asesor agropecuario dijo que el sector arrocero ha modernizado los procesadores en las instalaciones de granjas, mediante la compra de equipos de secado, almacenamiento y molienda.
El arroz constituye el principal ingrediente de la canasta básica de los dominicanos, la incorporación de tecnología avanzada permite a los productores mejorar la competitividad para fines de comercialización. “El sector se encuentra estable porque tienen un mercado seguro”, aseguró Manuel González.
Impacto
De acuerdo con el Banco Mundial, los precios de los alimentos de la canasta básica aumentaron en más de 20% con respecto al año 2020, ya que ha disminuido la oferta y aumentado la demanda.
El vicepresidente de la Confederación Nacional de Productores Agropecuarios (Confenagro), Wilfredo Cabrera, dijo que ha disminuido la producción de cerdos fruto a la situación del covid-19 que afecta el mundo. “Los productores y sembradores habían mermado la cantidad de producción, ya que había un nerviosísimo a causa de la pandemia”, comentó.
Sostiene que los productores están buscando un pacto a la seguridad alimentaria, donde la población tenga acceso a los productos agrícolas sin tener que afectar el costo de producción y alterar el precio de los consumidores.
Cabrera explica que este pacto requiere de inversión del gobierno, siendo un programa de contención de precios. “Debe haber un pacto como medida transitoria para que el costo de producción y precios de los consumidores puedan equilibrarse”, asegura.
Considera que debe haber un esfuerzo en conjunto y transitorio entre el Estado y los productores. A su entender, los primeros deben invertir en la producción agrícola y los últimos comprometerse en adecuar la producción a la nueva realidad buscando un equilibrio a medio plazo. Afirma que la vía para mejorar los niveles de cooperación entre las dos partes a futuro la actividad agrícola es mediante la unión de los sectores.
“Se debe considerar tener estrategias y exportar a islas”, recomienda Cabrera, al tiempo de señalar que después de pactar una seguridad alimenticia, ver cuáles productos se pueden garantizar para importar suministros y luego equilibrar costos de producción y precio final. A su vez, dice, es necesario reformar el tejido productivo para hacer más rentable y eficiente la producción de cerdos.
El vicepresidente de Confenagro entiende que las importaciones deben tener un objetivo amplio, más allá de conseguir mejores precios, para no afectar el avance de la producción. “Si no se cumple con el avance de producción se retrasa lo inevitable, que es poner a la producción en otro retroceso e incluso destruye la parte productiva del país”, garantizó.
Sector agropecuario en el PIB
La participación del sector agropecuario en el producto interno bruto (PIB) ha ido declinando en la última década. En los años 50, la economía dominicana dependía en más de un 50% de la caña, tabaco, café y cacao, siendo rubros tradicionales de exportación. Sin embargo, el cambio de modelo económico posibilitó a otros sectores como el turismo, las zonas francas y servicios financieros participar con dinamismo en la economía dominicana.
En el período de 1971 a 1980 la participación del sector agropecuario en el PIB ascendía a un 18.4%, mientras que, en la última década, 2011-2020, disminuyó a un 5.5%.
El subsector agrícola como porcentaje del PIB, se ha mantenido relativamente estancado a lo largo de los últimos 10 años.
“La disminución de la participación del sector agropecuario en el PIB es un proceso natural en el desarrollo de una economía agrícola a una industrial o de servicios”, afirmó Manuel González.