[dropcap]L[/dropcap]o que sucede en términos de tránsito en la capital dominicana asusta a cualquiera. Las horas pico ya no sólo son en la mañana, cuando las personas se dirigen al trabajo, llevar sus hijos a la escuela, o al caer la tarde, cuando se regresa del trabajo.
La imprudencia de los conductores y la falta de ojo de los agentes de la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET) constituyen dos de las principales causas de los taponamientos en Santo Domingo, Santiago y otras ciudades del país. Y lo peor: la mayoría de las veces los policías de tránsito ni se dan por enterados.
Como se ha dicho en muchísimas oportunidades, parece que los choferes imponen la ley del más fuerte en nuestras calles, contribuyendo de ese modo al caos y pandemónium que representa el tránsito por cualquier avenida de alguna ciudad principal.
Las críticas llueven sobre la autoridad (o por la falta de autoridad), pero nada de verse una solución en el mediano plazo. Cada día es igual. Los tapones ponen a prueba la capacidad de resistencia de los dominicanos. Ya está bueno de inventos.