Con la declaratoria de pandemia que hizo la Organización Mundial de la Salud (OMS) en marzo de 2020, por la propagación del covid en prácticamente todos los rincones del planeta, los gobiernos, sin excepción, se vieron en la obligación de adoptar una serie de medidas extraordinarias con miras a garantizarle oxígeno a las economías. El objetivo era mantener el empleo, la estabilidad macroeconómica y el suministro de bienes y servicios fundamentales. Todo esto, sin embargo, implicó cerrar todas las actividades no esenciales (o casi todas).
Además del colapso de los sistemas sanitarios en gran parte de los países, los efectos en la economía fueron devastadores. Las autoridades monetarias, en un contexto de emergencia global, tuvieron que apostar, porque no hubo otra alternativa, a una política de expansión de la masa monetaria a través de una drástica reducción en las tasas de interés y por vía de la liberalización de recursos extras provenientes del encaje legal. Todo esto (y más) se hizo. Y funcionó, pues ya todo está volviendo a la normalidad.
Hay más de una muestra de que la economía está retomando el carril de la regularidad. Si nos vamos al turismo, podemos percibir una cuasi normalización con las excepciones de lugar tomando en cuenta que hay mercados emisores que aún no están del todo recuperados. La industria nacional ha logrado recuperar los 440,000 empleos directos que genera y el sector transporte, que es básico para ver si todo marcha bien, trabaja a toda capacidad. Otra variable es la inflación, pues producto del aumento de la demanda interna, unido a problemas logísticos, está marcando al alza. Los restaurantes y negocios similares, así como fiestas y encuentros nocturnos ya han vuelto a ser parte de la cotidianidad. ¿Qué significa todo esto desde el punto de vista económico? Que la vida ha recobrado su agitado curso, es decir, la normalidad.
Con la descripción de este contexto, complejo por demás si pensamos desde qué punto partimos durante los meses más inciertos de 2020, podemos decir que casi (pero muy casi) se está acercando el momento de revisar algunas de las medidas de emergencias para evitar el colapso de la economía. ¿Cómo hacerlo, entonces? Lo primero es que cualquier reversión, y menos en economía, no se hace de golpe (y porrazo), pues ningún sector está listo para una variación brusca del panorama. Esto es impensable.
Aquí es donde entra el término “tapering”, que en finanzas y economía se refiere a la disminución gradual y programada de las medidas de emergencias o extraordinarias de política monetaria expansiva tomadas por los bancos centrales para enfrentar una crisis económica. Esto fue lo que hizo la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) tras la crisis de 2008, pues gradualmente retiró los estímulos monetarios una vez las condiciones económicas se lo iban permitiendo. El concepto se comenzó a usar en deportes (taper, del inglés disminuir) cuando se bajaba la intensidad de los entrenamientos, pero entró por la puerta grande con el colapso del sistema financiero en Estados Unidos producto de las inversiones tóxicas en las hipotecas suprime.
A modo de paráfrasis, vendría a ser como ir enfriando los músculos para llegar en excelentes condiciones a la competencia, pero no cansado. Bueno, pues de esto se trata. La economía debe estar en un estado óptimo para lo que habrá de venir. No es un secreto que hay una serie de reformas estructurales impostergables en República Dominicana. La pandemia obligó a apretar el botón de pausa, pero hay decisiones que están la lista de espera.
Ahora bien, sería bueno saber cuándo llegará el momento del tapering en nuestra economía, tomando como referencia que algunas de las variables macroeconómicas más importantes, y así lo han hecho saber las autoridades del Banco Central, están, incluso, por encima de 2019, que es el año prepandemia. ¿Qué dicen los niveles de inflación? ¿Qué señales ha enviado el crédito al sector privado? ¿Cómo está la demanda en sectores tan importantes como construcción, comercio, agropecuaria y otros? No sé si es momento de hacer “tapering” en nuestro país, pero hay que estar atentos.