Decir que las tasas de interés están bajas quizá no sea suficiente para describir que realmente están en niveles históricos. Desde que el Banco Central adoptó una política de expansión monetaria en marzo del año pasado, como reacción inmediata a la declaratoria de pandemia por el covid-19, lo que ha venido sucediendo ha sido una reacción en cadena. En esa primera oportunidad le quitó, de un tirón, 100 puntos básicos a la tasa de política monetaria (TPM) y en agosto, sólo cinco meses después, volvió a bajarle otros 50 puntos.
Sin embargo, en términos históricos, las tasas de interés se han comportado a la baja en los últimos años, atribuible quizá al clima de estabilidad y confianza que genera la economía dominicana. Sólo la certidumbre puede explicar, por lo menos antes las medidas extraordinarias de 2020, lo que ha venido sucediendo en el mercado financiero local.
Esto, por supuesto, se ha traducido en una reacción de la inversión privada. Sólo hay que mirar detalladamente lo que ha sucedido con la cartera de crédito. En los primeros meses de la pandemia, entre marzo y agosto de 2020, el Banco Central había desembolsado alrededor de RD$41,000 millones por medio de repos de corto plazo, beneficiando de las facilidades de crédito de más largo plazo los sectores de comercio y mipymes (RD$22,303 millones), manufactura (RD$12,656 millones), hogares (RD$10,760 millones), exportación (RD$6,897 millones), construcción (RD$6,839 millones), agropecuario (RD$4,445 millones) y turismo (RD$2,209 millones).
Para que tengamos una idea, la tasa de interés activa para los créditos hipotecarios pasó de 12.1% a 9.4% entre marzo de 2020 y enero de 2021, es decir, una reducción de 2.7 puntos porcentuales, lo que, sin duda, se traduce en un mejor acceso a la vivienda.
¿Y qué ha pasado con las tasas para los créditos comerciales? También se han venido abajo. Según reporta la Asociación de Bancos Múltiples (ABA), en promedio pasaron de 12.5% a 8.3% desde marzo hasta los primeros meses de 2021. Igual ha sucedido con las tasas destinadas a los préstamos de consumo, pues bajaron de un promedio de 18% a 15%.
Cuando se analiza la tasa de interés activa promedio ponderado (TAPP), pues los resultados determinan que realmente ha habido una pendiente constante no sólo desde marzo de 2020, cuando cayó estrepitosamente tras las medidas anunciadas por el Banco Central, sino que en este caso se demuestra que ha sido una constante desde enero de 2016, ya que desde esa fecha pasó de 15.3% a 9.4%, lo que equivale a una reducción de 5.9 puntos porcentuales.
En términos reales, por el efecto que este indicador tiene sobre las actividades productivas, es de orden admitir que la política monetaria ha sido efectiva en el proceso de recuperación económica en este contexto de impacto negativo del covid sobre la economía.
¿Qué esperar? Que las tasas sigan lo suficientemente bajas hasta lograr que la economía pueda caminar por sí sola.