Hay un dicho muy popular que plantea que “si usted no sabe para dónde va, ya llegó”, y que, además, como se afirma en el libro Alicia en el País de las Maravillas, “si usted no sabe para dónde va, cualquier camino le va a llevar a cualquier lugar”. Y eso aplica para todo. Esta introducción viene a cuento por el Encuentro Nacional de Planificación Estratégica y Gestión Pública celebrado durante esta semana por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPYD), el cual fue encabezado Luis Abinader, presidente de la República.
Lo primero que quiero dejar establecido, es que no existe una organización en el mundo, ni ninguna persona, ni ningún país, que se haya expandido y/o desarrollado al margen de un proceso de planificación, con su consecuente implementación, monitoreo y seguimiento.
Pero en el caso de un gobierno, el tema de la planificación, tanto estratégica como operativa, cobra un mayor sentido, sobre todo porque se trata de distribuir recursos escasos entre necesidades ilimitadas, para atender a una población generalmente pobre, que no espera, y con la cual se ha acumulado una deuda social que continua creciendo.
Más aún, se trata de responder a demandas reales y sentidas de poblaciones vulnerables, colocadas en el lado desfavorable de la distribución de la riqueza. En ese sentido, el reto de los planificadores, y de los hacedores de políticas públicas, es lograr que los planes contemplen metas vinculadas a mejorar la calidad de vida de la gente, y que los presupuestos estén en correspondencia con el tamaño de dichas metas, y que la ejecución de ambos sea evaluada y monitoreada oportunamente.
En el caso dominicano, se podría afirmar que se ha avanzado bastante en cuanto a la construcción de un robusto sistema nacional de planificación e inversión pública lo cual, amparado en un Plan Nacional Plurianual del Sector Público (PNPSP), ha permitido continuidad en el diseño e implementación de políticas públicas a nivel de la República Dominicana, y también en lo relacionado con la ejecución de la ley de la Estrategia Nacional de Desarrollo (END).
Quizás podrían existir algunos elementos de mejora para que se puedan obtener, y ver, mas resultados a partir de la planificación estratégica y operativa del Estado dominicano. La primera sería darle mayor rigurosidad al seguimiento y monitoreo de las ejecutorias a nivel de las sectoriales, es decir, aquellas entidades públicas que, por su naturaleza, están llamadas a implementar acciones y actividades en el territorio. En segundo lugar, convendría que la evaluación de desempeño de los funcionarios públicos, se realice a partir de los logros relacionados con la ejecución de los planes; de esa forma no habría excusas para no ejecutar lo que se estableció.
Un tercer y último elemento de mejora, estaría vinculado al hecho de que la evaluación de la ejecución presupuestaria se lleve a cabo de conformidad con los resultados alcanzados en un determinado periodo, lo que implica que un funcionario no puede ejecutar su presupuesto, sin antes presentar las cosas que ha hecho, las realizaciones.
Sigamos por ese camino de formulación de planes para todas las entidades de carácter público del país, hagamos énfasis en la implementación de estos planes; procuremos el monitoreo cercano, el seguimiento y la evaluación de resultados; ajustemos la evaluación de desempeño de los funcionarios en virtud de las ejecutorias de dichos planes, y luego fortalezcamos la retroalimentación y la toma de decisiones. Ahí estará el verdadero cambio que se prometió.