En los últimos años, el tema del liderazgo se ha convertido en una tendencia necesaria para el fortalecimiento y desarrollo de las empresas y las personas en cuestión. Estar al frente requiere de ser un guía capaz de adaptarse rápidamente y tomar decisiones seguras frente a los cambios pero, ¿cuándo debemos adquirir estos conocimientos?
La formación de un liderazgo femenino se debe iniciar desde la infancia. A medida que las niñas crecen tienen un mayor conocimiento sobre sus capacidades, pueden reconocer y hasta abordar situaciones de prejuicios.
Nirza Díaz Pérez, directora de Equidad de Género y Desarrollo del Ministerio de Educación de República Dominicana, amplía algunas de las más frecuentes interrogantes en materia de empoderamiento, formación y cambio.
¿Cómo podemos fomentar a las niñas, aún desde pequeñas, a que se empoderen y sean parte de un cambio?
Es importante educarlas con una autoestima equilibrada, autonomía y como persona que se conoce y reconoce, y no objeto dependiente de otros, es decir, con libertad para expresar sus gustos e intereses.
Si desde que nuestras jóvenes son niñas las educamos para que puedan identificar las situaciones de riesgo, evitarlas o pedir ayuda, que conozcan sus derechos y los defiendan, esto logrará que sean parte de un cambio que prometa un mejor futuro para ellas.
¿Qué podemos hacer como sociedad, institución o persona individual para aumentar la participación?
El cambio empieza por cada persona. Si nos convencemos como particulares o líderes de instituciones de que ellas deben ser empoderadas y necesitan un espacio, se los daremos.
Permitirle ser, educar en libertad, pero una libertad con límites, desarrollando desde pequeñas su capacidad de diálogo, negociación y llegar a consenso. A su vez, crear campañas de sensibilización, clubes de liderazgo infantil y juvenil, así como audiovisuales que fomenten su participación.
A las niñas se les enseña a jugar con muñecas y a los niños a tomar la delantera ante su grupo de amigos. ¿Se entiende que el liderazgo en una temprana edad es algo solo de chicos?
Desde la cultura machista sí, por eso el Ministerio de Educación a través de la Dirección de Equidad de Género y Desarrollo está implementando programas que ayudan a la promoción de la igualdad y equidad de género en el Sistema Educativo Preuniversitario Dominicano.
La crianza de nuestros niños y niñas no es la elección en sí de la mayoría de las madres, padres y tutores de nuestra sociedad. La crianza está influenciada por la cultura y nuestra cultura tiene una naturaleza machista.
Las niñas juegan con muñecas porque el ideal de una mujer dominicana es la mujer de hogar que cría a sus hijos y los atiende, mientras que al niño se le enseña a ser competitivo, pues al ser adulto tendrá que velar por el estatus de su familia.
¿Qué tanto influye la formación académica o la clase social en el deseo de las niñas a ser líderes?
Mucho, una educación para la igualdad y equidad de género busca que a través de los contenidos curriculares se visibilice el aporte de las mujeres para el desarrollo del mundo a través de la historia, para que las niñas se vean como referentes sobre todo en las áreas y carreras que se han masculinizado.
Es toda una odisea, realizar los cambios estructurales y culturales necesarios para la igualdad de oportunidades, pero se están dando los pasos para llegar a esa meta.
¿Las características que se asocian con ser un líder son los mismos rasgos de carácter que las sociedades asocian con los hombres (controlador, dominante, enérgico, asertivo…)?
Parte del liderazgo que se desea, no es reproducir el creado por el patriarcado y el machismo, es uno edificado desde la justicia, el respeto y el amor al prójimo para todas las personas sin importar su sexo.
El líder debe tener otra serie de habilidades y cualidades que no están ligadas a ser dominante, quizás en ocasiones podemos encontrar esas características, pero creo que ser un líder es ser consciente de la realidad que me rodea, ser solidaria, ser defensora de derechos, ser innovadora y ante todo respetuosa.
Las niñas quieren ser líderes… si las dejan, ¿tiene esto algo de cierto?
NDP: Claro que sí. Educamos de manera diferente y esto causa barreras que las limitan. Ellas sueñan con ser líderes, que desde el seno familiar no se les inculque el miedo, timidez, y desconfianza en sí mismas.
En las experiencias de socialización con el alumnado nos percatamos que ambos géneros quieren ser líderes. Tener estas oportunidades desde una temprana edad los prepara para la vida adulta.
Lo que hay que tener en cuenta es la equidad a la hora de los procesos de selección y la toma de decisiones para que los derechos de ellas no sean vulnerados por ser niñas.
¿Depende solo de las ONG, de los gobiernos y los medios de comunicación permitir que las niñas y mujeres jóvenes tengan un espacio donde sus voces sean escuchadas?
Depende de todos los sectores involucrados, de todos los espacios de socialización donde se producen y reproducen los estereotipos de género. La escuela, la familia, la religión a las que pertenecen… influyen en la educación de las niñas y niños, lo que hace que todos se articulen para un cambio real y efectivo.
Cada uno juega un rol importante en el desarrollo integral igualitario y sostenible. Por ende, toda la población debe ser proveedor de oportunidades y acciones donde sus voces sean escuchadas.
Sin embargo, no debemos olvidar que es responsabilidad del Estado garantizar el derecho de cada ciudadano y ciudadana. Tener voz en la sociedad es un derecho no solo de la mujer, lo es de cada persona.