La inflación es noticia que suele asustar a productores y consumidores. Como la presión arterial, tiene niveles normales, pero cuando esta se dispara entonces surgen las alertas, a veces la incertidumbre sobre si las medidas tomadas serán las acertadas o no para que retorne a niveles manejables.
¿Qué es? Simplemente aumento de precios. Y, menor o mayor, afecta a todo el mundo. Es medida por el Banco Central incluyendo cientos de bienes y servicios. Se define entonces como aumento generalizado de precios de bienes y servicios en un mercado determinado durante un tiempo específico, generalmente un año, por lo que se habla de “inflación anualizada”, pero también se establece mes tras mes. La inflación anualizada (febrero 2021 a febrero 2022 alcanzó 8.98%).
La política económica de los gobiernos tiene el propósito de que la inflación sea baja, estable. Es, en parte, función de los bancos centrales (hay un fenómeno contrario a la alta inflación e igual de riesgoso para la estabilidad económica: la deflación que es cuando los precios bajan tanto que afecta a los productores).
Factores
Múltiples factores explican los niveles de inflación actuales: los precios internacionales de materias primas, el tipo de cambio, fenómenos naturales que pueden dañar la producción de bienes de un determinado país, guerras como la actual entre Rusia y Ucrania y hasta fenómenos propios de mercado como la especulación y las expectativas.
Los bancos centrales tienen la limitación de que solo cuentan con instrumentos, medidas posibles, para contrarrestar la inflación monetaria. Actualmente la inflación es, en su mayor parte, importada, viene de fuera, lo cual no puede ser controlado por el Banco Central de República Dominicana ni por el Gobierno.
Por ejemplo, el incremento en los precios del petróleo no afecta solo el bolsillo del consumidor que compra gasolina en una bomba de expendio. Tiene “efecto de segunda vuelta” en el sentido de que afecta los costos de producción, desde las fábricas hasta la generación de energía y el transporte que son utilizados tanto en producir como en comercializar.
Para el consumidor es simple: su poder adquisitivo disminuye. Para el productor también es simple: los costos de producción se incrementan. Una dinámica que nadie desea, pero que existe.
Salida
¿Cómo se combate la inflación? No hay un manual, especialmente cuando dicha inflación tiene causas externas. Al retirar liquidez el Banco Central influye, reduce el ritmo, controla una parte. Otra parte toca al Gobierno, quien no puede quedarse de brazos cruzados y trata de tomar medidas: aumenta el gasto y lo destina a subsidios, yendo en auxilio de productores y consumidores (tal fue el ejemplo en el 2008).
Incrementar el gasto público conlleva, por otra parte, a que también se aumente el déficit público. Sin embargo, se justifica porque es peor ingresar a una dinámica de problemas sociales que pongan en juego la estabilidad política.
En el caso dominicano, desde hace varios meses el Gobierno dominicano ha estado subsidiando, al ser por causas externas, la incertidumbre sobre su extensión en el tiempo se hace presente. Actualmente es un fenómeno mundial (que se agrava en unas economías más que en otras, alcanzando dígitos exorbitantes de hasta 50%).
Aunque no hay recetas, la experiencia parece evidenciar que los controles de precio no funcionan y que la política comercial tampoco resuelve el problema. Así, por ejemplo, la propuesta de bajar los aranceles (política comercial) no es buena porque al final afecta al productor, al empleo, a la capacidad adquisitiva, a la estabilidad económica y, además, no hay garantía de que de esa forma bajen los precios al consumidor final. Sería como querer comprar más y más, y producir menos y menos.
El subsidiar la producción -por tiempo limitado y en áreas específicas- parece un sendero que garantiza sostener el aparato productivo, el empleo y, simultáneamente, cierta estabilidad de precios para los consumidores.
Cuando se cambian las reglas de juego relativas a las condiciones de producción de un modo tan significativo, también se afectan las proyecciones de inversión.
El Gobierno está en condiciones de hacer una redistribución del gasto, especialmente porque los datos indican que los ingresos van de acuerdo a lo esperado. Con un propósito: garantizar la estabilidad macroeconómica, la cual ha de ser innegociable si se desea impulsar el desarrollo sostenible de la nación.
Este crecimiento económico será el que garantice que el país pueda salir de la crisis sin efectos negativos devastadores, que la inflación retorne a niveles manejables y adecuados, que no se produzca una crisis del empleo y una crisis social. El Banco Central seguirá monitoreando diversas variables, en un día a día.
Las crisis pasan, incluso esta que es mundial, pero no de un día para otro. Proteger a los más vulnerables y cuidar a los sectores que sacan a un país de la crisis (los sectores productivos), es vital.
Pandemia, guerra, incremento de tasas de interés en Estados Unidos, incremento de los precios de los commodities a niveles no vistos hace mucho tiempo, son factores de difícil manejo interno. Nunca el país tuvo tantos choques negativos juntos.
Para la AIRD esto hace más importante que nunca el trabajo conjunto de todos los sectores productivos, de la sociedad y del Gobierno.