Sufrir enfermedad renal crónica (ERC) representa un riesgo para su salud y sus finanzas. Según el estudio Global de Carga de Enfermedad, en el mundo existen alrededor de 697 millones de personas que sufren ERC, un dato que en los últimos 30 años aumentó en un 29%, debido al envejecimiento de la población mundial.
Esta condición, aunque se puede prevenir, no tiene cura. Además, suele ser progresiva y silenciosa, ya que no presenta síntomas hasta etapas avanzadas, cuando las soluciones ya son altamente invasivas y costosas.
“Cada día es más prevalente, hay mucha enfermedad renal crónica, porque hay muchos factores de riesgo que nos llevan a ella: más diabetes, hipertensión, sedentarismo, obesidad”, explica el nefrólogo Ricardo Correa.
La ERC se clasifica en estadios del 1 al 4 para determinar su gravedad (siendo 4 el más grave). Solo 10 de cada 100 pacientes adultos con estadio 3, es decir, cuando ya existen síntomas claros, son diagnosticados. “Son enfermedades silenciosas que pueden traicionarnos y, por eso, hay que estar vigilando tempranamente”.
De acuerdo con Correa, actualmente, hay más conciencia y mejores herramientas. “Entendemos mejor la enfermedad y hay mejores fármacos, vale la pena resaltar que la enfermedad renal crónica es altamente prevalente en el mundo, 10 de cada 100 habitantes del planeta padecen de algún grado de enfermedad renal crónica”.
Esta enfermedad puede deteriorar la calidad de vida de las personas, ya que en los estadios avanzados tiene que someterse a diálisis y, opcionalmente, un trasplante de riñón, donde se tendrá que consumir medicamentos que pueden debilitar las defensas. “Mientras más temprano detectemos mejor será la posibilidad de evitar que la enfermedad progrese”, explica el especialista.
Costo
“Es muy claro que la atención de la enfermedad renal crónica avanzada, con diálisis o con trasplantes, son terapias de muy alto costo, de un costo tan elevado que para muchas sociedades constituye una carga inmanejable”, asegura Correa.
Puso como ejemplo el caso de Estados Unidos, donde existen cerca de 500,000 pacientes en diálisis, quienes, para ser tratados, según el doctor, requieren de “entre 25 y 40 billones solo para atender las terapias dialíticas”.
El costo de la enfermedad renal crónica en fases avanzadas “es tan alto que se vuelve mandatorio empezar a pensar en todo lo posible para retrasar, porque puede ser tan pragmático y tan simple como para reducir costos económicos a un sistema sanitario”.
Señala que la clave para reducir costos y garantizar la calidad de vida se centra en la prevención y el tratamiento temprano. Entiende que las consultas periódicas deben ser “parte cotidiana de una forma de ver la enfermedad crónica”.
Riesgos
Esta enfermedad puede ser producto de complicaciones previas como diabetes e hipertensión. El especialista precisa que la mitad de los pacientes que llegan a una etapa avanzada, es decir, que requieren diálisis o trasplante, suelen ser diabéticos o padecen de hipertensión arterial. “Además, hay factores familiares, hay formas de enfermedad renal crónica que son hereditarias”.
Los hábitos también influyen en esta condición médica. Sin embargo, Correa explica que el sedentarismo por sí sólo no es causa de daño renal. Lo que provoca el deterioro es llevar dietas poco saludables y el sobrepeso.
“El sedentarismo es uno de los factores más importantes para que esta sociedad sea obesa y ha visto aumentar las enfermedades crónicas no transmisibles, que están con una prevalencia elevada por no llevar un estilo de vida saludable”, afirma.
Prevención
El especialista exhorta llevar un estilo de vida saludable que incluya una alimentación balanceada y hacer ejercicios. “Menos sal, más caminar y más frutas y verduras”. Asimismo, realizar chequeos rutinarios.
Exhorta al empresariado a realizar jornadas de prevención en sus negocios. “Puede promoverse educación y detección temprana”, precisa, al señalar que el objetivo debe estar centrado en “educar y hacer consciente a la gente y al paciente para que pueda entender la enfermedad y prevenirla”.