La necesidad de considerar e implementar estructuras para la protección y planificación legal, financiera y fiscal del patrimonio familiar se ha convertido en una necesidad en el mundo actual. En vez de esperar hasta un momento en que pueda ser muy tarde, la tarea de organizar los activos que componen el patrimonio familiar, así como establecer una estructura para su cuidado y posterior distribución a las futuras generaciones, es una importante tarea que debe ser abordada con tiempo de antelación.
El primer mito que se debe desarticular es que este ejercicio solo lo deben realizar familias con grandes fortunas o importantes empresas. Aunque, ciertamente, aquellas familias que gocen de un patrimonio considerable tendrán mayor interés, no es menos cierto que muchas otras familias podrían beneficiarse de este ejercicio.
Otro mito es que a través de la planificación sucesoral y organización del patrimonio se persigue evadir o eludir impuestos, como si tuviera un fin ilícito meramente por realizarse. En el marco actual de cumplimiento financiero a nivel internacional, esto resulta prácticamente improcedente, y el final real de este ejercicio es de contar con una estructura mediante la cual se pueda manejar la propiedad familiar de manera eficiente durante la vida del propietario y luego permitir que los sucesores puedan identificarlo y manejarlo en el momento de su ausencia.
Asimismo, otro mito es que es muy complicado realizar este tipo de proceso. La realidad es que los países anglosajones tienen una larga tradición de organización del patrimonio familiar a través de los fideicomisos (trusts) y otros instrumentos. En nuestro país, la figura del fideicomiso se ha venido desarrollando y, además, contamos con múltiples estructuras legales y financieras de manejo del patrimonio que han sido generalmente sencillas.
Mediante el uso de instrumentos con esta finalidad, se tiene como objetivo principal organizar todos los activos de la familia para que puedan ser administrados de forma conjunta y salvaguardados para las generaciones futuras. Los activos pueden tomar la forma de bienes, como cuentas de inversión, obras de arte y múltiples otros.
En el caso de la empresa familiar, la tarea resulta más compleja, pero aún más importante. Esto se debe a que suele ser la entidad que representa la mayoría de los ingresos de la familia. En muchos casos, además de aportar las acciones de la compañía a la estructura que se esté implementando, también es aconsejable suscribir un acuerdo entre todos los integrantes de la familia, el cual funge como un pacto de accionistas, para salvaguardar la administración y manejo de la empresa familiar y otros activos.
Las principales finalidades de la organización del patrimonio familiar son proteger los activos creados por la familia, además de identificar la forma más eficiente de administrar el patrimonio. Otro beneficio es que tiene la virtud de que reduce las posibilidades de conflictos familiares en el futuro, lo que redunda en la preservación y el aumento del capital familiar y la armonía entre los integrantes. En fin, es un ejercicio que se debe estudiar y considerar para muchas familias.