Desde dibujos creativos hasta los más tradicionales, muchas personas optan plasmar historias, recuerdos y sentimientos en su piel, dando paso a una práctica que cada día tiene más auge.
El informe “Covid-19’s impact to global tattoo ink market research report 2020, forecast to 2025”, señala que el 72% de los adultos con tatuajes lo tienen plasmado en partes secretas debido al estigma social de la población.
Ese fue el caso de la contable Yudelka Bautista, quien decidió tatuarse con 29 años en la espalda baja. “Me hice unas mariposas para poder ocultarlas con la ropa mientras esté en la oficina, debido al rechazo de muchas personas cuando reciben un servicio de una persona tatuada”, explica.
El costo del tatuaje varía de acuerdo el establecimiento donde lo realicen, así como el tamaño y los retoques de color que requiera el diseño. Los costos oscilan entre RD$1,300 y RD$80,000, en los emprendimientos consultados.
Bautista aclara que pagó RD$17,000 por realizarse el tatuaje, debido al tamaño y los colores del dibujo. De acuerdo con las estadísticas, el color es un factor principal en el dibujo del usuario, ya que dará la estética visual al diseño.
El consumo global de tintas pasó de US$376.4 millones en 2012 a US$465.6 millones en 2016, siendo el negro y el gris los colores más solicitados por las personas, con un total de 237,990 consumidores en el 2012. Sin embargo, Bautista afirma que cada dos años debe acudir a sesiones de retoque de color, situación que destina un monto de RD$7,000 para “restaurar el grabado”.
Emprendimiento
El mercado de tatuajes en Estados Unidos movilizó US$1,600 millones en 2017, de acuerdo con datos del periódico The Wall Street Journal. Además, estima que aproximadamente el 21% de los estadounidenses tienen un tatuaje, cifra en la que se ubica la población joven entre 15 y 35 años. El auge de los tatuajes provoca que haya más oferta en el mercado, ya que registra más de 15,000 estudios de tatuaje distribuidos en el territorio norteamericano.
República Dominicana no es ajena a la situación. Cada día son más las personas que se sienten atraídas por este arte y deciden ceder un espacio a los artistas del tatuaje. Mientras, otros deciden ser los artistas que marcan historias en la piel humana.
Este fue el caso de Glenda Priego, una emprendedora del tatuaje que inició a dibujar por sus amigos hasta convertirlo en su estilo de vida: diseñar y luego tatuar.
“Fue un proceso lento. Empecé a subir los diseños en mis redes sociales y las personas me compraban el dibujo con diferentes fines hasta que, por la monotonía del trabajo, decidí aprender este arte como pasatiempo y volverlo como un estilo de vida”, expresa.
Aconseja a los futuros artistas a tomarse el tiempo de analizar sus pensamientos respecto a qué quiere desarrollar y la estética que busca, para aportar un elemento diferenciador a la industria del tatuaje.