El argumento más sólido para evitar los cambios es la cultura de seguir haciendo siempre lo mismo, algo inherente de los seres humanos de no sentirse amenazados y temerosos de los cambios. Y si además están obteniendo algún beneficio, prefieren no asumir el futuro con los riesgos y sacrificios que conllevan la innovación, pero perdiendo de vista que como dijera Heráclito: lo único que no cambia sobre la tierra es el cambio, y el tiempo es nuestro mas despiadado dictador.
Tal vez somos la generación que más cambios ha sufrido, y la gran mayoría de los vivientes, no hemos sido los protagonistas de que sucedieran, teniendo que asumirlos a pesar de todo, y sin la menor posibilidad de cambiar lo que no nos guste. Conociendo la historia, debemos asumir una actitud más dinámica, proactiva para: O ser protagonistas con algunos cambios en las organizaciones que interactuamos o evitar ser víctima de los que las fuerzas externas nos van imponiendo.
Muchas personas o instituciones creen, que, porque han sido exitosos, lo seguirán siendo. Y no se detienen a pensar, que cuando obtuvieron el éxito, las circunstancias eran otras, el entorno, la competencia interna y externa y los protagonistas no eran las mismas. Y, sobre todo, que, si observan, en el desarrollo de la humanidad, los procesos vienen acelerándose de tal manera, que cuando nos aprendimos las respuestas, nos cambiaron las preguntas.
Estamos a mitad de año, donde necesariamente debemos hacer un alto, revisar nuestras estrategias y su desarrollo, analizar los resultados, pero, así como lo hacemos internamente, debemos hacer lo mismo con nuestros competidores y los demás sectores, lo que necesariamente nos llevara hacer ajuste, que muchas veces no son producto de errores, son producto del dinamismo que lleva la sociedad, el mercado y tenemos que agregarle también los caprichos de la mano de Dios.
La cultura se come la estrategia, y dejamos de hacer los esfuerzos necesarios para imponer las estrategias que acordamos a principios, y como todo sigue su curso, nos vamos cocinando lentamente como la rana en una olla caliente. Es por ello por lo que debemos cuestionarnos, revisar los compromisos y acuerdos. Ver los resultados, si los proyectos han sido bien estructurado y asimilado por la estructura de la empresa, si los protagonistas de los procesos lo asumieron, en definitiva, cuales ajustes debemos hacer para terminar con éxito.
Otro elemento importante, es que, sobre la marcha, necesitamos cambiar y asumir nuevos proyectos, lo que siempre es parte de la planeación estratégica, y esto se da con frecuencia, y más después de haber sufrido una pandemia como el covid-19, donde el mercado asegurador, ha sido el más impactado, y quien debe tenerlo como un laboratorio donde tendremos que innovar para salir fortalecido con la experiencia.