El desarrollo de prácticas de autocuidado y mediación responsable han avanzado mucho en América Latina, sobre todo durante la pandemia de covid-19, en la que fue vital para hacer frente a la enfermedad y aliviar la presión en los sistemas sanitarios.
La Asociación de Representantes, Agentes y Productores Farmacéuticos (ARAPF), reconoce que el autocuidado–que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define como “la capacidad de las personas para promover la salud, mantenerla, prevenir enfermedades y hacer frente a las enfermedades y discapacidades con o sin el apoyo de un proveedor de atención médica”– se ha consolidado en la región gracias a la venta de medicamentos de venta libre sin receta.
Por su seguridad, estos fármacos se pueden adquirir sin prescripción médica para tratar una variedad de afecciones menores o síntomas de las enfermedades comunes, y de los que se posee una amplia experiencia de uso.
Según datos de la Industria Latinoamericana de Autocuidado Responsable (ILAR), cerca del 90% de las personas se consideran cuidadosas con su salud y practican el autocuidado. Además, tres de cada 10 latinos recurren a un medicamento que tienen en casa después de que aparece un primer síntoma de una enfermedad leve.
Por otro lado, también se destaca el rol protagónico del autocuidado durante la pandemia de covid-19, en la que 56% de los latinoamericanos redujeron o suspendieron sus consultas médicas y 21% interrumpieron tratamientos médicos que requerían receta para ser adquiridos.
“El autocuidado responsable contribuye sustancialmente a los sistemas de salud pública y brinda valor agregado para el individuo responsable de su propia salud”, manifestó el vicepresidente ejecutivo de ARAPF, Juan Miguel Madera.
“Cuando las personas tienen acceso a productos de venta libre convenientes y evita visitas médicas innecesarias, permite a los médicos y a otros profesionales de la salud enfocarse en casos más graves y que realmente requieren atención médica”.
Esta práctica representa un ahorro económico para los sistemas de salud pública en el tratamiento de enfermedades o síntomas comunes y no graves, así como el redireccionamiento de recursos al tratamiento de condiciones más serias.
Otros beneficios importantes del autocuidado responsable son que evita la pérdida de productividad por condiciones no graves, empodera a los ciudadanos sobre su propia salud y, en general, mejora la calidad de vida de las poblaciones.
La capacidad de la persona para identificar cuando los medicamentos fallan y se requiere de la intervención de un profesional es un factor que hay que tomar en cuenta como parte del cuidado a su salud.
La ILAR menciona que, en América Latina, los sistemas de salud públicos atienden alrededor de 96 millones de casos relacionados a cuatro condiciones comunes: resfriado común, diarrea, candidiasis vulvovaginal y lumbalgia, lo que representa un gasto cercano a los US$2,700 millones.
De tratarse el 50% de estos casos con medicamentos de venta libre, el ahorro aproximado sería de unos US$1,300 millones solo de estas cuatro condiciones no graves y se reduciría el impacto económico por ausentismo laboral de US$4,600 millones a US$2,500 millones al año.
“Tenemos la gran responsabilidad de seguir fomentando el autocuidado responsable en la población, por lo que se vuelve de suma importancia la divulgación de información educativa constante y de interés que permita empoderar al consumidor para el manejo de su propia salud a través del acceso a productos que permitan el tratamiento de las molestias o enfermedades comunes o de condiciones no graves”, puntualizó Madera.
La ARAPF aclaró que la automedicación es diferente a la autoprescripción, ya que este último es “el acto de demandar y obtener directamente de un proveedor de medicamentos que se expende con prescripción, sin que medie un profesional de la salud autorizado”.