Cuando uno piensa en el patriotismo como concepto, lo normal es asociarlo con asuntos relacionados a la nación y su simbología clásica como la bandera, el himno o los padres fundadores. Esta simbología forma parte integral de aquellos elementos comunes con los que todos los miembros de una comunidad determinada pueden identificarse.
Sin embargo, las sociedades no son estáticas, estas se encuentran en una constante transformación y adaptación. Con el pasaje del tiempo y los cambios que ocurren en la sociedad, de la mano van naciendo nuevos símbolos que sirven como marco de referencia para la comunidad.
En República Dominicana, se ha dado un fenómeno que también ha ocurrido en otras partes del mundo, en el que marcas y empresas pasan de ser simples unidades económicas, para formar parte de la iconografía con la que se identifica a un país, sirviendo como un motivo de orgullo y reconocimiento para sus miembros.
¿A quién no se le infla el pecho cuando va a la ciudad de Miami y puede observar la buena recepción que una histórica marca como la cerveza Presidente ha tenido allí? ¿Quién no se siente identificado cuando un amigo español te dice que su licor favorito es el Ron Barceló o Brugal? ¿Es posible no sentirse contento cuando uno lee en las noticias que la marca de cigarros Arturo Fuente figura como una de las mejores del mundo?
Cuando se dan situaciones de esta naturaleza con estas y otras marcas, sin uno ser propietario de ninguna de estas empresas, uno siente una afinidad natural con el éxito y crecimiento que han tenido. Estas compañías, aunque bien son de propiedad privada, se han vuelto nuestros mejores embajadores en la esfera internacional.
Recientemente, se realizó el anuncio del inicio de las operaciones de una nueva aerolínea dominicana, Arajet Airlines. No se me ocurre un emprendimiento que mejor sirva para afianzar la marca República Dominicana ante el mundo. Cada vez que un ciudadano de cualquier parte del mundo utilice sus servicios, sabrá que está volando en una empresa de capital dominicano, y que esta pequeña isla, tiene el poder de llegar y de llevarte a todas partes.
En los últimos años, se ha realizado un esfuerzo de colocar a República Dominicana como el hub logístico de la región. Contar con nuestra propia aerolínea, es un importante paso en esta dirección.
Estamos seguros del éxito de esta empresa, la cual seguramente en unos años se convertirá en una de esas marcas que trascienden las fronteras de nuestro país, que sirven para elevar los ánimos de todos los dominicanos, a través de un militante patriotismo de empresa. Arajet será el buque insignia de lo que esperamos sea el inicio del desarrollo de una potente y consolidada industria aeronáutica en República Dominicana. Le auguramos el mayor de los éxitos.