Por Peter Backman
En el contexto de la transformación digital y la realidad tecnológica a la que nos hemos acostumbrado, el internet se ha convertido en una necesidad tan básica como la energía o el agua. Esta infraestructura se ha vuelto una de las más críticas para la continuidad del negocio, los procesos de comunicación interna y externa y el funcionamiento del ‘Internet de las cosas’, que conecta una amplia variedad de procesos. Pero, ¿está tu empresa preparada si hubiera un ‘apagón’ o corte de internet?
La realidad es que un corte temporal o permanente del servicio de internet es más común y probable de lo que muchos esperamos. En el 2021, hubo 182 apagones en 34 países afectando a miles de millones de personas y causando estragos en la economía local y global.
El sistema global que sostiene el funcionamiento del internet – millones de servidores, cables de fibra óptica por debajo del mar, satélites, y muchos otros – enfrentan individual y colectivamente una variedad de factores de riesgo que los hace susceptibles.
El primero de los factores de riesgo para el funcionamiento del internet es el poder político. Gobiernos autoritarios de todo el mundo han usado los ‘apagones’ temporales de internet como forma de control social, buscando evitar el escrutinio y reporte a la comunidad internacional de eventos locales. Esta tendencia es de alto riesgo que se expanda en el Caribe y Latinoamérica, siendo el de Cuba el caso más notable.
Es cada vez más frecuente que los gobiernos autoritarios recurran a prohibir el acceso a plataformas principales de comunicación, estrangular el ancho de banda y limitar los servicios de teléfono móvil a velocidades de transferencia de solo 2G, lo que dificulta compartir y ver vídeos o las emisiones en directo.
El segundo mayor riesgo es el cibercrimen, en el que grupos de hackers logran atacar efectivamente un sistema a manera de causar daños económicos y mantener como ‘rehenes digitales’ a empresas y sociedades locales hasta que cumplan con sus demandas. Durante la pandemia, vimos casos de ataques organizados a servidores y empresas de distribución de contenido que produjeron la salida de línea de importantes plataformas digitales y causaron estragos en la cadena de distribución global.
El tercer factor de riesgo para la continuidad del internet es el medio ambiente. Eventos catastróficos como terremotos, erupciones volcánicas y erupciones solares pueden causar interrupciones temporales de internet, lo cual impacta la capacidad de respuesta a incidentes y emergencias, limita el acceso a servicios de salud y tiene el potencial de causar retos a los derechos humanos en las comunidades incomunicadas.
Entonces, ¿cómo nos preparamos para un incidente de corte de internet, a manera de garantizar la seguridad de nuestras comunidades corporativas y la continuidad de negocio?
- Evaluación de vulnerabilidades: Luego de los procesos de transformación digital que han vivido las organizaciones en los últimos años, es necesario evaluar toda la cadena de producción y de valor para identificar los riesgos implícitos de la sobredependencia en el internet.
- Soluciones ‘low tech’: Es crucial que en los planes de continuidad de la empresa existan mecanismos de baja tecnología como sistemas análogos de comunicación, almacenamiento de información vital y redundancias en los sistemas de información, en caso de que alguna de las partes de su cadena de valor sea afectada por una interrupción.
- Entrenamiento en conciencia de riesgo: El mayor recurso de las organizaciones es su capital humano, pero también representan su mayor riesgo. Es necesario preparar a tu comunidad corporativa para tener una mayor conciencia de riesgo y realizar simulacros periódicos de escenarios de corte. Son las personas, no la tecnología, las que permiten garantizar la recuperación y efectiva mitigación del impacto de un incidente.
La ciudadanía y los grupos empresariales deben demandar a los Estados a abstenerse de imponer cierres, a maximizar el acceso a Internet y a eliminar los obstáculos que existen en el camino de la comunicación. Al mismo tiempo, las empresas deben establecer mecanismos análogos para compartir enseguida información sobre interrupciones y, de esta manera, asegurar que adoptan todas las medidas legales posibles para impedir los cierres.
Si algo aprendimos de la pandemia, es que la prevención es la única forma de hacer frente a la incertidumbre producida por un escenario de riesgos compuesto. Tenemos una responsabilidad individual y colectiva con proteger la seguridad y los derechos básicos de nuestra sociedad local y global, y debemos hacer todo lo posible para garantizar el libre acceso a los recursos necesarios para su buen funcionamiento.